La levedad de Juan Francisco Isidro
Una retrospectiva rescata la obra intimista del desaparecido artista sevillano
El discurso intimista, escrito con un lenguaje conceptual, de Juan Francisco Isidro (Lora del Río, Sevilla, 1961-Sevilla, 1993) sigue ahí, próximo y legible para los que quieran aprehenderlo. "La economía de medios" y el "acercamiento a la inmaterialidad del aire" de su trabajo, como escribe Rosa Queralt en la hoja de sala, hace que sus obras no hayan perdido actualidad 18 años después de su prematura muerte.
Un paseo por la retrospectiva La intensa levedad, que se inauguró ayer en la sala Santa Inés de Sevilla, permite acercarse a la producción de este artista plástico entre 1985, año en que vendió su primer obra, hasta 1992, cuando la enfermedad truncó su proyecto. De ese último año de producción son algunas de las piezas en madera más impactantes de la exposición, comisariada por Rafael Ortiz con la colaboración de Miguel Fernández-Cid. "La última sala es como un santuario, tiene cierto sentido religioso contemplar la gran obra en madera que pertenece a la Colección Banco de España, y que realizó en 1992, junto a una fotografía de Atín Aya, también desaparecido, en la que Juan Francisco está montando la pieza que presentó en la muestra El Barco K en 1991", explicó ayer Rafael Ortiz, quien ha comisariado la retrospectiva, que podrá verse hasta el 10 de julio, dentro del programa Iniciarte de la Consejería de Cultura.
Entre las 82 obras que integran la muestra destacan Habitación alicatada (1991), una obra de técnica mixta de gran formato que pertenece al Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, en la que Isidro usa sobres de ventanilla "como si fueran capas de pintura", en palabras de Fernández-Cid, en la que juega con "la levedad y el ocultamiento". "La flor, con la que se inicia la sala dos, es un cuadro desgarrador y extremadamente poético, porque él ya sabe de su enfermedad", concluye Fernández-Cid.
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