El PSC se enroca
No habrá dimisiones de la dirección de los socialistas ni se adelantará el congreso previsto para octubre - La ejecutiva de ERC dimite en bloque a causa de la derrota y plantea una renovación profunda del partido
Tras la contundente derrota del domingo, el PSC descartó ayer cualquier medida drástica, pese a haber perdido más de 200.000 votos y dejado de ser la primera fuerza municipalista. No habrá dimisiones en la dirección, ni se celebrará un congreso extraordinario, ni se adelantará el que estaba previsto para octubre. Esas fueron algunas de las peticiones que se oyeron ayer en la reunión de la ejecutiva nacional del partido, en la que, por asentimiento, se acordó seguir el calendario previsto.
Los resultados de las municipales generaron ayer un intenso debate en ese órgano de dirección, de manera que, ante la amplia petición de palabras, el presidente del PSC, Isidre Molas, abrió un turno generalizado de intervenciones. Hablaron prácticamente todos, salvo contadas excepciones, como la de José Zaragoza, el secretario de organización, según fuentes socialistas.
El exministro Celestino Corbacho fue una de las voces que reclamaron que el PSC se posicione a favor de pedir a Zapatero un adelanto de las elecciones generales, por considerar que el descalabro socialista del domingo en el resto de España ha sido más grave del previsto. Sin embargo, los más críticos fueron los exconsejeros Ernest Maragall y Montserrat Tura, que pidieron a la dirección que asuma responsabilidades y que se creara una comisión gestora hasta la celebración del congreso. El portavoz del PSC, Miquel Iceta, negó, sin embargo que se hubiera producido esa medida tan drástica en el curso de la reunión.
En lo que sí coincidieron todas las fuentes consultadas es en que todas las intervenciones que siguieron a Maragall y Tura en la ejecutiva de ayer descartaron por completo la posibilidad de dimisiones en bloque, como hizo ayer la ejecutiva de ERC. La también exconsejera Marina Geli habló de la necesidad de refundar el PSC, y el primer secretario, José Montilla, consideró que era momento de resistir hasta el congreso de octubre y, a partir de ahí, empezar de nuevo.
Àngel Ros, alcalde de Lleida y valor en alza en el PSC tras revalidar su mayoría absoluta, realizó una extensa intervención en la que no escondió su satisfacción por el resultado obtenido, pero no dio señales de sus intenciones futuras de liderazgo en el PSC, seguramente porque todavía no es el momento. "Las elecciones del domingo ni confirman ni descartan a Ros. Hay material suficientes para iniciar una nueva etapa", explicó en rueda de prensa Miquel Iceta, el candidato mejor situado en estos momentos para sustituir a Montilla.
Los comentarios sobre la necesidad de ser sensibles a los movimientos sociales y a otra forma de hacer política también estuvieron presentes en la reunión.Los nuevos planteamientos programáticos del PSC se recogerán en la ponencia marco que irá al congreso, que convocará formalmente en junio el consejo nacional. Los movimientos internos empezaron hace meses, pero ayer afloraron sin reservas. La corriente Nou Cicle, vinculada a los sectores más catalanistas y al exprimer secretario Raimon Obiols, colgaron ayer en Twitter dos documentos de debate para la asamblea que celebrarán el día 18 bajo el título de El PSC que queremos y Por una alianza de progreso.
Con los resultados electorales en la mano, el eslogan de campaña de ERC, Sempre hi som (Siempre estamos ahí), parece una broma pesada del destino. Los republicanos han sido borrados de un plumazo de las capitales de provincia (excepto Barcelona, donde pierden dos de los cuatro concejales) y de grandes ciudades como L'Hospitalet, El Prat, Badalona, Santa Coloma de Gramenet, Terrassa y Sabadell.
Tras casi cuatro horas de reunión, la ejecutiva de ERC reaccionó de forma rápida ante el desastre, para no repetir así la agonía de las autonómicas, en que los independentistas se dieron un batacazo sonado, pero su presidente, Joan Puigcercós, tardó tres semanas en anunciar que no optaría a la reelección, aunque no dimitió. La ejecutiva anunció su dimisión en bloque a causa de los resultados, que Puigcercós calificó de "pésimos". En cambio, no quiso analizar los resultados de Barcelona, que el candidato Jordi Portabella vio con un prisma positivo.
Puigcercós justificó el hundimiento por el giro a la derecha, general en todo el país; por el "castigo a los partidos gobernantes"; por la existencia de varios partidos de ideología independentista, y por la "fuga" del voto de los jóvenes hacia partidos minoritarios como la CUP.
Asimismo se refirió a la necesidad de hacer un "planteamiento a fondo de la manera de funcionar y de los equipos de personas" del partido, aunque otras voces de la ejecutiva fueron más lejos y pidieron la "refundación" de ERC.
La ejecutiva en funciones seguirá dirigiendo el partido hasta la celebración del congreso nacional, el próximo 1 de octubre, que Puigcercós vaticinó que "no será fácil". ERC ya ha puesto en marcha la maquinaria congresual para escoger al nuevo presidente y secretario general del partido el 17 de septiembre. El calendario marca también el 30 de julio como fecha límite para presentar candidaturas.
El ya presidente en funciones apostó por una candidatura unitaria y fuerte para el próximo congreso y señaló: "Si algo hemos aprendido es que la división nos debilita". Puigcercós considera viable la unidad, ya que la situación es notablemente diferente a la del fatídico congreso de 2008, que acabó con la escisión del partido. Ahora hay "más diálogo" en la ejecutiva y un consenso en que es necesario trabajar de forma conjunta. Puigcercós no se pronunció claramente sobre la posibilidad de volver a unirse con los partidos independentistas escindidos, como Reagrupament o Solidaritat per la Independència, pero sí se mostró partidario de luchar por "vertebrar una mayoría" que recoja bajo el mismo paraguas el voto independentista.
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