Alonso promete atacar
El español consigue con una vuelta espectacular el cuarto puesto en la parrilla, tras Webber, Vettel y Hamilton, y advierte: "Yo no tengo nada que perder. Los demás, sí"
Cuatro carreras después de que el telón del Campeonato del Mundo de fórmula 1 se levantara en Australia a finales de marzo, las escuderías habían subrayado en sus calendarios el Gran Premio de España, que hoy (14.00, La Sexta y TV3) se disputa en el circuito de Montmeló. Ferrari y McLaren son las que más se juegan aquí si se atiende a la desventaja que les separa de Red Bull, que de la mano de Sebastian Vettel se ha adjudicado tres de las cuatro pruebas y que también venía monopolizando las pole position. Al volante del RB7, el alemán había arrancado siempre el primero hasta que Mark Webber, su compañero, le arrebató ayer ese privilegio, en la última manga de la cronometrada, y le relegó a la segunda plaza. Lewis Hamilton saldrá el tercero y Fernando Alonso lo hará a su lado, el cuarto, gracias a una vuelta de vértigo, "mágica", como después la calificó Felipe Massa (el octavo), que volvió a poner de relieve que las manos del español están muy por encima de las prestaciones actuales del 150º Italia.
"Al cruzar la meta, supe que no mejoraría [el tiempo] aunque lo intentara 20 veces"
Los dos pilotos de Red Bull se marcan en la pista y en los talleres
Hay detalles, situaciones, que transmiten más información que las tablas de tiempo. Nada más abrirse el carril de los talleres en la criba decisiva (Q3), Vettel salió del garaje de la estructura energética, dio un giro a todo lo que dio su monoplaza, que es un montón, y se colocó al frente, a pesar de no poder recurrir al KERS. Pocos instantes después, Webber hizo lo mismo, aunque fue dos décimas más deprisa en el tercer sector. Desde el box, el campeón, dentro del habitáculo, ordenó que los mecánicos le calzaran el último juego nuevo de neumáticos blandos que le quedaba para afrontar un postrer intento de superar a su vecino. Con un ojo puesto en el otro lado del biombo, Webber no salió de su bólido hasta que comprobó que Baby Schumi se conformaba con la segunda posición. De este modo, ambos reservaron para la carrera un conjunto de gomas blandas completamente nuevo, una suerte que también comparte Michael Schumacher (el décimo), que no pudo salir a la pista porque su Mercedes tuvo un problema con el KERS.
Así las cosas, el ecosistema que ha imperado hasta ahora tampoco parece haber variado demasiado. Red Bull sigue a su bola, con más de un segundo de ventaja respecto a su inmediato perseguidor, McLaren, y algo más sobre Ferrari, que de nuevo se encomendó a su primer piloto para no quedar descolgada a las primeras de cambio de la lucha por subirse al podio. En el último ensayo libre del día, Alonso terminó el noveno, a dos segundos y medio del más rápido, Vettel, mientras que Massa todavía fue más lento.
En menos de dos horas, los ingenieros de La Scuderia dieron un meneo al coche, aunque no le pudieron incorporar el alerón trasero nuevo, porque la federación internacional (FIA) lo consideró ilegal, y lo adecuaron tanto como pudieron al gusto del asturiano. Él puso el resto en su tentativa definitiva, gas a fondo y zafarrancho de combate, en una de las mejores vueltas que ha realizado a lo largo de su trayectoria en la fórmula 1.
"Nada más cruzar la meta, supe que no iba a poder mejorarlo aunque lo intentara 20 veces", reconoció después Alonso, que celebró su cuarto puesto como si se tratara de una pole. "Siempre vas al límite, pero, cuando lo superas en cada curva, como ha ocurrido esta vez, corres el riesgo de irte fuera. Por eso, cuando terminas, se produce esa descarga de adrenalina tan bestia", detalló el de Oviedo antes de lanzar un mensaje a sus rivales con vistas a hoy, al momento de la salida: "Veremos qué pasa porque hay un tramo de recta muy largo antes de la primera curva y yo no tengo nada que perder. Los demás, sí". Esta declaración sorprende porque Alonso ocupa el quinto lugar en la clasificación general, a 52 puntos de Vettel, el líder.
"Lo más llamativo del caso es que yo no he hecho una mala vuelta. No he cometido fallos. Pero la de Fernando ha sido mágica", describió después Massa.
En el escenario que se presentaba más cuesta arriba para Alonso, el bicampeón del mundo (2005 y 2006, con Renault)arañó a última hora su mejor posición en la parrilla en lo que va de año, por más que el triunfo aún sea una entelequia, a menos que los Red Bull se desmoronen, algo improbable por otro lado.
"Creo que el trazado antiguo sigue ahí. Si me salto la última chicane, es probable que pueda girar en los tiempos de Red Bull. Si no, es imposible", bromeó Hamilton, convencido como está el británico de la superioridad del equipo de los búfalos rojos. "Demuestran que están haciendo las cosas mejor que nosotros, que somos los segundos. Tampoco podemos quejarnos demasiado", concluyó Hamilton, que será el primero en recibir el ataque en la salida de Alonso, a final de recta, en un escenario tan delicioso como explosivo.
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