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Reportaje:Vida&artes

Reflexione. Le obliga la ley

El día de silencio político es un vestigio de la Transición que algunos ven obsoleto - En la era digital, tratar de paralizar el debate es inútil

La ley electoral española de 1985 no menciona expresamente la jornada de reflexión, aunque acota el periodo en el que se puede hacer propaganda política y pedir el voto. Así se estableció ya en 1977 mediante decreto ley y así sigue. En enero pasado, durante la última reforma de la ley electoral (Loreg), ningún partido vio la necesidad de cambiar las restricciones temporales, un fenómeno que no existe en todas las democracias. En España, la campaña electoral "termina, en todo caso, a las cero horas del día inmediatamente anterior a la votación", según la ley. Por tanto, ayer a medianoche.

Han pasado 34 años. ¿Qué sentido tiene hoy la jornada de reflexión? ¿Para qué sirve? ¿Puede verse alterado el voto por la existencia de concentraciones pacíficas como las del Movimiento 15-M? España es uno de los pocos países que mantiene el modelo de 24 horas sin mítines ni actos partidistas. En otras democracias se permiten proclamas políticas, manifestaciones y sondeos electorales hasta el último minuto. Incluso el día de las urnas.

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Los expertos coinciden en que el elector llega al decisivo momento de depositar la papeleta con su decisión ya tomada y es rara la situación que pueda modificarla. "La jornada de reflexión sirve para serenar el ambiente y poner fin a las tensiones de la campaña, aunque su efecto es bastante relativo", reconoce Manuel Pastor, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Complutense.

Algunos políticos opinan de manera similar, aunque no les estorbe el día de silencio electoral: "No creo que se reflexione sobre el voto el último día, la toma de decisión es un proceso de maduración. Vivimos en la sociedad de la información y recibimos cientos de mensajes políticos a diario. Por eso esta jornada ha perdido un poco de valor", reconoce Pedro Sánchez, coordinador adjunto de la campaña socialista.

Para el director del Máster de Comunicación Política de la Universidad de Navarra, Carlos Barrera, forma parte de "la liturgia electoral". "Se podría entender como un día de concienciación ciudadana, pero, siendo realistas, muy poca la gente decide el voto en el último minuto. Puede tener cierto sentido formal, pero no real. Desde una perspectiva tradicional, hace 20 o 25 años, con una democracia recién estrenada, quizá la jornada de reflexión estaba más cargada de contenido", dice. Pero con el paso de los años considera que es tan "anacrónica" como la prohibición de publicar sondeos electorales una semana antes de las elecciones. "Son cosas rutinarias y desprovistas de sentido en la actualidad".

Sin embargo, desde IU y el PP, este día de silencio político tiene plena vigencia. "Sirve para reflexionar sobre la política, más allá del espectáculo en que se ha convertido esta campaña bipartidista", se queja Ramón Luque, coordinador de campaña de IU. "Es un descanso del martilleo del marketing político y del bombardeo de anuncios", añade.

Desde el PP, su secretario electoral, José Antonio Bermúdez de Castro, opina que "se trata de una jornada tranquila, serena y libre para conformar la voluntad de cada persona sin presiones ni interferencias". "Los partidos han lanzado ya sus mensajes, así que creo que es positiva la existencia de esta veda electoral. Ningún partido ha planteado suprimirla, nadie la ha puesto en duda".

Expertos como Manuel Pastor insisten en que las jornadas de reflexión "son viejas inercias que en un futuro bastante próximo van a tener que revisarse y desaparecer". Por eso precisa que interrumpir todas las actividades políticas no tiene sentido. "A no ser que se trate de circunstancias que alteren la orientación del voto. Es obvio que en 2004 [tras el atentado en Madrid del 11-M] se produjo un efecto que fue fruto de una situación dramática".

Pastor asegura que en España hay una tendencia a regularlo todo, un exceso normativo que puede conducir a callejones sin salida. "Esta deriva hacia la prohibición de realizar actos políticos un día antes de la cita con las urnas tiene aún menos sentido en la era de Internet, donde la información es imposible de parar".

Efectivamente, las redes sociales y los medios online han dado otra vuelta de tuerca al asunto. No pueden publicarse encuestas en España cinco días antes de los comicios, una restricción que los medios españoles cumplen. Pero varios periódicos han burlado esta censura anunciando sondeos a los que el lector puede acceder a través de web del extranjero (como El Periódico de Catalunya desde su edición de Andorra). El socialista Pedro Sánchez reconoce que estas prácticas "echan por tierra la prohibición". "Hay que replantearse las campañas", dice.

¿Quién puede impedir que los ciudadanos pidan el voto a través de las redes sociales? Este nuevo medio de interconexión ciudadana ha sido clave para reunir a centenares de personas en la Puerta del Sol y otros lugares de España, desde donde se cuestiona la política de los dos grandes partidos. ¿Qué impacto pueden tener sobre el voto estas concentraciones en el día previo a las elecciones? Pastor dice que "no es significativo" para 30 millones de electores que 10.000 personas estén acampadas en las calles. "La gente ha tomado su decisión de voto y no ha habido ningún acontecimiento endógeno o exógeno que pueda modificarla", opina. Sin embargo, Barrera mantiene que estas concentraciones pueden tener "un cierto impacto por la novedad", aunque argumenta que por su "indefinición ideológica" tendrá escasa incidencia: "Hay un voto duro de los dos principales partidos y no se va a modificar. No creo que haya sorpresas. No veo que un partido salga más dañado que otros en estas elecciones por eso".

Existen antecedentes de manifestaciones celebradas en vísperas de comicios, como la del Día de la Mujer de 2008, que fue avalada por el Constitucional en 2010, dos años después de que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía la prohibiera. El Constitucional argumentó que "la mera posibilidad" de vulnerar el derecho de participación política no podía anular el derecho de reunión y manifestación.

El Constitucional permite, pues, las concentraciones el día de reflexión siempre y cuando la capacidad de influir en el electorado "sea remota". En la misma línea, Manuel Pastor subraya que, con la ley en la mano, cualquier manifestación que tenga una intencionalidad política sería ilegal. "Si tenemos leyes hay que cumplirlas", insiste. El profesor Carlos Barrera sostiene que "la prohibición de estos actos tiene como objetivo poner coto a este tipo de movilizaciones y que el permiso no sirva de patente de corso. "Puede ser un peligroso precedente y es necesario salvaguardar la tranquilidad pública para evitar distorsiones de última hora".

El socialista Pedro Sánchez opina que "la jornada de reflexión es un día sin campaña ni mensajes electorales, pero no sin contenido político. Siempre que se salvaguarde la prohibición de petición de voto, el derecho de reunión es vital en una democracia". Enfrente, el PP exige que impere la ley: "En eso consiste la democracia y todos debemos sujetarnos a ella y a lo que diga la Junta, que vela por que se cumplan las normas. Las leyes son para todos", insiste Bermúdez de Castro.

A quienes reclaman que se disuelvan las concentraciones del 15-M por su hipotético impacto en la campaña, el líder de IU, Cayo Lara, pregunta si mañana se van a prohibir también las misas, donde, siguiendo las directrices de la Iglesia, se pide el voto para partidos que no estén a favor del aborto ni de la eutanasia.

La marcha del Día de la Mujer en 2008 se prohibió por coincidir con la jornada de reflexión.
La marcha del Día de la Mujer en 2008 se prohibió por coincidir con la jornada de reflexión.C. ÁLVAREZ

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