"PSE y PP van a suspender la reválida de las autonómicas"

Tras sus dos victorias precedentes, José Luis Bilbao afronta por tercera vez el reto de ser diputado general de Vizcaya. Compite en el bastión del PNV y pocos son quienes ponen en duda su triunfo el 22-M. Más incertidumbre genera la distancia que podrá sacar a sus rivales y si le bastará para gobernar en solitario. Sobre los posibles pactos prefiere no hablar por ahora.

Pregunta. ¿Su segundo mandato ha estado marcado por la crispación?

Respuesta. Creo que ha sido la legislatura de los grandes acuerdos: presupuestarios, fiscales, de infraestructuras... Todo lo importante lo hemos sacado adelante con apoyos, sin el rechazo en bloque de la oposición.

P. Sin embargo, parece haberse erigido usted en azote de los socialistas y su Gobierno.

"Espero que impere el sentido común sobre el Guggenheim de Urdaibai"

"Bienvenido sea Bildu, pero llega 34 años tarde a la democracia"

"¿Crispación? Yo creo que ha sido la legislatura de los grandes acuerdos"

"En ningún proceso judicial ha quedado acreditada la implicación del PNV"

R. Simplemente me he limitado a censurar lo que ha hecho mal un Ejecutivo que, en algunos aspectos, ha entrado como un elefante en una cacharrería. Muy baja calidad democrática demuestra el Gobierno del cambio a peor si no acepta las críticas, como ha evidenciado con sus continuas descalificaciones hacia mí.

P. ¿Se siente dolido?

R. Me acusan de instigar la bronca, pero yo nunca he faltado al respeto de nadie. A mí me han llamado alicorto, ignorante, grosero, caprichoso... Han sido insultos injustos y gratuitos, sin justificación política.

P. ¿Qué tal es su relación con José Antonio Pastor?

R. Cordial, cuando nos cruzamos por los pasillos.

P. ¿Qué logros esgrime?

R. El avance de la sociedad vizcaína. Por ejemplo, en gasto social, que absorbe uno de cada dos euros de nuestra gestión. En materia de infraestructuras hemos avanzado en el diseño definitivo de las carreteras, con la Supersur, los ejes radiales y los accesos a la capital. El Bilbao Arena, el frontón Bizkaia, San Mamés Barria, la estación marina de biología experimental de Plentzia, el centro de inteligencia de la automoción de Amorebieta... Son solo parte de las realidades que hemos impulsado.

P. ¿Y qué propone para los cuatro próximos años?

R. Hechos, no palabras. Nuestra gestión nos avala. Con la que está cayendo, la prioridad no puede ser otra que el empleo. Para los jóvenes que se incorporan al mercado laboral, los autónomos y los emprendedores, sin olvidar su formación. Queremos atraer también talento e inversión, así como impulsar infraestructuras que generen valor tras su puesta en marcha. El Guggenheim o el Euskalduna son ejemplos en este sentido.

P. Hasta el PSE, su más directo rival el 22-M, le considera de antemano como ganador.

R. Creo que estamos en disposición de ganar las elecciones, pero la clave estará en hacerlo con el respaldo suficiente como para evitar que se materialice el pacto de socialistas y populares.

P. ¿De verdad cree que ese acuerdo está cerrado?

R. Unos y otros han insistido públicamente en que no van a romper el entendimiento del que se han valido para desalojarnos del Gobierno vasco.

P. ¿Y no resulta muy pobre recurrir al miedo a otros partidos como principal estrategia para movilizar a su electorado?

R. Yo diría que es un añadido importante. No hay que olvidar que el ahora lehendakari negó durante la campaña de las autonómicas que fuese a pactar con el PP y luego lo hizo. Eso se llama engañar a los ciudadanos.

P. ¿Se puede interpretar el 22-M como una reválida de las autonómicas?

R. Tiene que haber un efecto ante un Gobierno que lleva ya dos años de gestión y no tiene excusas ante todo lo que se está desmoronando. Está claro que en estas elecciones están en juego otras cosas, pero creo que socialistas y populares van a suspender la reválida.

P. La presencia de Bildu va a alterar las previsiones.

R. La principal beneficiada va a ser la sociedad vasca, que va a poder elegir entre todas las opciones políticas en las elecciones más democráticas de los últimos años. La foto del próximo domingo va a ser la real, y habrá que esperar para ver qué representación obtiene.

P. ¿Teme el PNV que la coalición soberanista pueda arrebatarle un buen puñado de votos?

R. Ni nos preocupa, ni todo lo contrario. No tenemos muchas fronteras con Bildu. Bienvenidos sean, pero llegan 34 años tarde a la democracia y sin conseguir la independencia y el socialismo que han proclamado. ¿Qué han aportado a este país? Nos hemos modernizado sin ellos. Lo hemos construido todo con ellos en contra.

P. ¿Está dispuesto a pactar con Bildu si es necesario?

R. A diferencia de otros, nosotros no contemplamos ningún acuerdo de antemano, pero estamos abiertos al entendimiento con todos aquellos que también estén dispuestos.

P. ¿Pueden perjudicar al PNV los procesos judiciales en los que se han visto implicadas personas vinculadas al partido?

R. El Guggenheim, la Hacienda foral, los bonos del ferry... Se han escrito ríos de tinta con todos estos casos, pero en ninguno ha quedado acreditada la implicación o culpabilidad del PNV.

P. El caso De Miguel, aunque en Álava, todavía se halla sin dilucidar. ¿Puede afectarles?

R. Estamos muy tranquilos en ese sentido. No creo que tenga repercusión en las urnas, ya que es un caso muy concreto que afecta a personas concretas.

P. ¿Saldrá adelante el Guggenheim de Urdaibai?

R. Espero que impere el sentido común, porque lo que no se entiende es que uno tire piedras contra su propio tejado o que pretenda ahogar a la gallina de los huevos de oro. Al año nos visitan un millón de personas y no vienen para ver la Ría y el mar. El Guggenheim de Bilbao es un éxito colectivo y abrir otro en Urdaibai nos permitiría aumentar el número de pernoctaciones. Podríamos recuperar la inversión en tres o cuatro años.

P. ¿A qué se debe entonces la oposición del Gobierno?

R. Al no por el no, porque es incomprensible su postura si se hace un análisis riguroso de la situación. Yo mismo le dije al lehendakari que si el problema era quién llevaba la pancarta, que la cogiera él, que a mí no me interesaba. Me parece un proyecto demasiado importante como para pensar en quién se apunta la medalla.