"Instinto de campeón"

El pelotón del Giro, empiezan a contarlo ahora, cuando los hechos ya lo han desmentido, era la semana pasada un rumor que se deshilachaba y se hacía más rumores hasta hacerse infinito sobre Alberto Contador, sus posibles alergias -"su único rival es el polen", había advertido el director de la carrera, Angelo Zomegnan-, su mala cara, sus gestos, sus miradas, su seriedad... "Por eso", dice Roberto Damiani, el del Lampre de Scarponi, "antes de salir hacia el Etna, todos pensaban que no estaba bien. Así que nos sorprendió su ataque".

La sinceridad de Damiani, cuyo equipo fue el que más trabajó en las laderas del volcán, evitando que la fuga de Lastras se desbocara para que Scarponi pudiera ganar, contrasta con el recurso al cliché, al sambenito colgado no se sabe por quién, de que Contador es frío y calculador; que gana por eliminación, no por ataque. Son ellos los que dicen que el madrileño de Pinto ha cambiado, que le guía la rabia generada por el asunto clembuterol, la necesidad de afirmarse, el deseo de revancha contra los que dudan de su integridad. "Pero no", dice Johan Bruyneel, que fue su director en sus primeros dos Tours victoriosos, en su Vuelta y en su Giro; "es el Alberto de siempre. Cuando hay una etapa de montaña y se encuentra bien, ataca así. Sigue sus sensaciones. Cuando ve la oportunidad, la coge. Fue un ataque que mereció la pena".

Bruyneel también dirigió a Armstrong en los siete Tours ganados por el tejano, todos ellos desarrollados prácticamente bajo el mismo guion: un ataque el primer día de montaña y se acabó. Aunque en sus anteriores grandes Contador solo alcanzó el liderato en la segunda tanda montañosa, también intentó, al menos en sus dos Tours canónicos, alcanzarlo el primer día de montaña, pero hasta el día del Etna sin éxito. Lo intentó en Ordino en el Tour de 2009 pese a la oposición de su equipo y lo intentó en Avoriaz en el de 2010.

"Lo tiene todo estudiado de antemano y decidido", sigue Bruyneel, "y a su director no le queda otra que organizarlo para que tenga éxito en su idea". "A Contador", continúa Damiani, que le admira, "le guía siempre su instinto, muy fuerte, de campeón. El día de Tropea, cuando sacó cinco segundos en un repechito, fue una especie de carpe diem, de aprovechar el momento, pero siempre desde la misma perspectiva. A un campeón, a un grande, y hablo de un Merckx, de un Hinault, de un Contador..., se le distingue por eso. Cuando tiene un momento bueno, lo aprovecha y crea algo diferente. El campeón es así".

Al Giro le quedan dos semanas y parece que ya ha pasado todo, pero hoy comienza uno nuevo, diferente, como diferente el mar que hoy bordearán los ciclistas, el tiempo que sufrirán. Después de descender por el Tirreno bajo el sol, hoy, tras el día de reposo y traslado -en avión, llegaron a la una de la mañana a sus hoteles-, comenzarán a ascender junto al Adriático alborotado contra un fuerte viento del norte, bajo la lluvia, con Contador de rosa. ¿Demasiado pronto? "No, en absoluto", afirma Bruyneel; "está tan encima de los demás que estos solo lucharán por ser segundos. En ese caso, todas las alternativas, todas las circunstancias de la carrera, siempre benefician al equipo del líder. Lo sé por experiencia".

Hoy: 10ª etapa (Termoli-Teramo, 159 km, llana). General: 1. A. Contador (Saxo Bank), 33h 3m 51s. 2. C. Le Mevel (Fra. / Cérvelo), a 1m 19s. 3. V. Nibali (Ita. / Liquigas), a 1m 21s.CICLISMO

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