Cristiano ingresa en el club de los 38

Los estímulos son un asunto misterioso en el fútbol, sobre todo cuando no hay nada que justifique la competencia. No se sabe con exactitud qué motivó al Madrid y al Villarreal a implicarse tanto en un partido divertido e intenso a estas alturas de la primavera y sin nada que jugarse en la clasificación. Solo se sabe que cayó la noche y según se encendían las luces del Madrigal se activó el equipo local y retrocedió el visitante. En el proceso, Cristiano pateó dos faltas. Una en cada tiempo. Dos exhibiciones de toque y precisión. Dos golpes de riñón para acompañar el toque con el empeine interior y darle a la pelota un efecto violento. Dos excusas para meter dos golazos. Con el segundo sumó una cifra que da fe de su extraordinaria capacidad para definir: 38 tantos en esta Liga igualando el récord que compartieron Zarra y Hugo Sánchez.

El Madrid empezó controlando el balón. Xabi, Granero y Kaká se entretuvieron como nunca tocándola en el medio. Son gente que se ofrece para recibir y sabe devolver. Algo que parece tan sencillo y que, sin embargo, se observa con tan poca frecuencia en este equipo. Las ausencias de Lass y Khedira contribuyeron a estos placeres terrenales. Sin sus dos especialistas defensivos, Mourinho aplicó su particular ley de la compensación: puso a Granero a jugar de ocho y se protegió con una línea de cinco defensas. El invento sumó gente al medio campo, en donde Arbeloa y Marcelo subieron para darle a las maniobras la amplitud necesaria. El Madrid apretó con fuerza al Villarreal, que se mostró perezoso en cada repliegue. El dominio, sin embargo, no fue total. Marco Ruben no paró de incordiar.

Marco Ruben es uno de esos jugadores insoportablemente competitivos. De otro modo no se explica que estuviese a punto de que Xabi le soltase un bofetón. No lo hizo. Para entonces Ruben llevaba una hora de hostigamiento.

En los primeros minutos de juego, Marco Ruben provocó un error de coordinación entre Casillas y Pepe antes de meter un gol anulado por fuera de juego. El árbitro se equivocó y el partido siguió su curso. El Villarreal fue lerdo para presionar y rápido para contragolpear. Por esta vía encontró facilidades inesperadas en la descolocación de Pepe, incómodo en los primeros minutos a la derecha de la línea de tres. Marco Ruben sorprendió a Pepe en la frontal del área, le robó el balón y se fue hasta la línea de fondo para centrar. Cani preparaba el pie cuando Pepe, de regreso, cortó el pase. Del córner subsiguiente derivó el gol del Madrid.

El Villarreal ejecutó mal el tiro de esquina y vigiló peor las consecuencias. Sus jugadores se descuidaron y Kaká habilitó a Marcelo, que corrió 50 metros sin tener que preocuparse por nada. Sin un adversario que lo cerrara, el brasileño hizo eso que tan bien se le da: conducir la pelota. Rápido, erguido, suelto como un bailarín, solo encontró oposición cuando se topó con Diego López. Entonces se la picó por encima con naturalidad. Fue un gol notable de uno de los mejores jugadores del Madrid esta temporada.

En la segunda parte, Marco Ruben se fue de Marcelo con astucia y le puso otro centro a Cani. Esta vez desde la derecha. Fue gol. El 1-2 parcial reabrió el duelo, marcado por la precipitación en la segunda parte. El Villarreal se afanó en levantar el resultado con esfuerzos abnegados y pases precisos. Casi lo consigue. Pero, en el alargue, Cristiano puso fin a la disputa.

Villarreal 1 - Real Madrid 3

Cristiano iguala a Hugo y Zarra