_
_
_
_
Crítica:FESTIVAL DE GUITARRA | POPA CHUBBY
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Judy Garland en su Harley

Por una vez, y sin que sirva de precedente esta temporada, el festival de guitarra barcelonés se focalizó en un guitarrista. En un gran guitarrista y el resultado fue apabullante. Popa Chubby es una locomotora de vapor desbocada que lo arrasa todo a su paso, siempre con una sonrisa. Irrumpió con una puntualidad casi desconcertante en el escenario de Bikini y durante unos 90 minutos el ambiente alcanzó tal densidad que hasta costaba respirar con una cierta normalidad. Desde el primer riff, Chubby puso patas arriba el local, ahora nuevamente de la Diagonal (tras su intrincado cambio de acceso), e instauró la dictadura tan implacable como reconfortante de la guitarra, de la suya. Imposible salir ileso (ni ganas).

POPA CHUBBY

Bikini, 12 de mayo

Con su pinta de descargador de muelle, sus rollizos bíceps y su machacada Stratocaster (probablemente una de las más descuajeringadas del circuito), Popa Chubby fue encadenando casi sin resuello un abanico de ritmos que iban del blues más clásico al más puro hard rock setentero, y siempre con su guitarra como protagonista absoluta. Acompañado solo por un bajo y un batería potentes y sumisos, y utilizando la voz de forma anecdótica, el neoyorquino hizo gemir su Strat, un quejío casi flamenco, y la embarcó sin solución de continuidad en los más poderosos ritmos, que no desencantarían a ninguno de nuestros heavies más recalcitrantes. Pura maestría que le permitió versionar con descaro a Leonard Cohen y convertir, a imagen de Jeff Beck, la icónica Over the rainbow en un himno motero. Y con Judy Garland cabalgando a lomos de su Harley Davidson, el concierto alcanzó sus cotas más altas antes de entrar en una recta final de puro estremecimiento.

Y al acabar, con talante bonachón, aún le quedaron ganas de firmar discos y departir amigablemente con los colegas en el hall del local. Fue un concierto de esos que reconfortan a cualquiera con la música simple y directa.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_