Las cosas en su sitio
El pasado miércoles se presentó en Madrid un Informe de la Fundación La Caixa, Inmigración y Estado de bienestar en España, dirigido por Francisco Javier Moreno, investigador del Instituto de Políticas y Bienes Públicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y María Busquetas, profesora del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Amsterdam. El momento de la presentación del informe, en puertas de unas elecciones municipales y con la resaca antiinmigratoria que recorre todo el continente europeo, no ha podido ser más oportuno.
El informe viene a poner las cosas en su sitio. Con la evidencia empírica de que disponemos, dicen sus autores, no se justifican en modo alguno los prejuicios de buena parte de la población sobre la incidencia negativa que tiene la inmigración sobre las condiciones de vida de los españoles en general y sobre la prestación de los servicios sociales en particular.
La inmigración ha sido una influencia positiva para nuestro país tanto desde un punto de vista fiscal como desde una perspectiva económica. "En relación con el sistema fiscal español, la llegada de inmigrantes solo puede verse de una manera netamente positiva: favorece el aumento del empleo, de la renta per cápita y del consumo", dice María Busquetas y Javier Moreno añade que los inmigrantes han provocado contención salarial, han frenado la inflación y han cubierto nichos de trabajo que, de otra manera, se hubieran visto descuidados. "Me refiero a pastores, pero también a la agricultura intensiva en invernaderos e incluso al sector de la construcción". Sin ellos, el crecimiento económico de los 15 años anteriores a la crisis no hubiera sido posible. Han posibilitado, además, que las mujeres españolas se incorporaran al mercado de trabajo, al ocupar un lugar destacado en las tareas del hogar y en el cuidado de los mayores.
Todo esto se ha conseguido, en contra de lo que se suele creer, con un coste relativamente reducido en la prestación de los servicios sociales. Los inmigrantes, nos dice el informe, son el 12,2% de la población, pero únicamente absorben el 6,8% de los servicios sociales, el 6,1% de los gastos educativos y el 5,1% del gasto sanitario. Los perceptores extranjeros de pensiones únicamente representan el 1% del total y de estos la mitad son europeos. Es decir, extranjeros a los que no consideramos propiamente inmigrantes. Los extranjeros a los que consideramos inmigrantes están en nuestro país ayudando a pagar las pensiones de los españoles.
Cuando se desmenuzan las cifras, la ausencia de base para nuestros prejuicios aumenta. Los extranjeros consultan un 7% menos que los españoles al médico de cabecera y acuden un 16,5% menos al médico especialista. E incluso en educación, un recurso al que se tiene derecho por el simple empadronamiento y en el que cabría esperar que, dada la juventud de la población inmigrante, se produciría una sobrecarga del sistema, no es así. En la ESO, el porcentaje de estudiantes extranjeros se corresponde con el porcentaje de población extranjera, el 12%. Pero dicho porcentaje desciende la 5% en el bachillerato, en cuanto la educación deja de ser obligatoria.
Creo que el Informe de la Fundación La Caixa debería ser lectura obligatoria para todos los candidatos en las elecciones municipales del próximo 22 de mayo. No hay justificación alguna para que se puedan poner en circulación discursos incendiarios en este terreno. Antes de hablar sobre este tema sería exigible que se hiciera uso de la investigación disponible, a la que ahora, tras la publicación del Informe de la Fundación La Caixa, se tiene muy fácil acceso.
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