Ascenso y caída de la burguesía

Es la novedad cultural del año: mañana viernes abre sus puertas el Caixafòrum de Girona, en el emblemático edificio de la Fontana d'Or, antiguo palacio que ya era sede de exposiciones de Caixa Girona, reformado para convertirse en el centro neurálgico de la vida cultural de la ciudad. La exposición inaugural, La fiebre del oro, que podrá verse hasta el 15 de agosto, es un recorrido por la pintura catalana que retrató el surgimiento de una clase social, la burguesía, embriagada de dinero y ávida de reconocimiento social, que vivió sus años dorados a finales del siglo XIX.

La exposición recoge las obras de una veintena de artistas, situados entre el realismo y el modernismo, que proceden de museos públicos, como El Prado y el MNAC, y de colecciones privadas. Tres de los pintores más importantes de la época, Francesc Masriera, Romà Ribera y Francesc Miralles articulan la exposición. También hay esculturas, como En el palco, de Eusebi Arnau, que transmite la esencia de la dolce vita de una clase social a través del rostro de una mujer.

La novela de Narcís Oller ha inspirado la muestra de 20 artistas de la pintura catalana

"De la llena caja del banquero se desprendía, sin duda, un polvo de oro que se metía dentro del piso, dentro de los espíritus, y lo bañaba todo: pensamientos, recuerdos, deseos". Es la frase de La fiebre de oro, la novela del escritor Narcís Oller que ha inspirado la exposición. "El virtuosismo técnico de los artistas reflejó muy bien aquella clase social que tanto ha marcado a la Cataluña actual", afirmó el comisario de la exposición, Miguel Ángel Codes.

Oller, el gran cronista de la vida catalana de estos años, fue también el crítico de una clase social que caía con frecuencia en el exceso y el derroche de un dinero ganado a veces sin demasiado esfuerzo. Por eso, la exposición de Caixafòrum está dividida en dos etapas, que son también dos perspectivas sobre el ascenso social. La subida muestra las nuevas costumbres de la burguesía, que se deja ver en el hipódromo, veranea en Puigcerdà o Santander, y se convierte en asidua al palco del Liceo. Las familias se hacían retratar en sus salidas al campo y en los actos sociales a los que acudían para mostrar su posición social.

Pero todo ascenso tiene sus antihéroes. El derrumbe refleja las contradicciones y los peligros de este momento histórico, con el caso paradigmático de Gil Foix, un banquero de origen humilde que se hizo rico jugando en Bolsa pero acabó en la ruina -moral y económica, según Oller-, repudiado por los de su clase. O Evarist Arnús, "el Warren Buffet de la época", según Codes, esculpido junto a su perro por Venanci Vallmitjana en 1890. "Son cuadros que muestran desconfianza, tristeza, con una perspectiva psicológica", dice Codes.

Ignasi Miró, director del área de Cultura de la Fundación La Caixa, aprovechó la presentación para señalar las similitudes entre los excesos de la burguesía del siglo XIX y la actual burbuja inmobiliaria española.