Se ofrece comandante de nave espacial con mucha experiencia
La NASA recicla a sus astronautas tras la retirada de los transbordadores
Mark Kelly, comandante del transbordador Endeavour que debe ser lanzado dentro de unos días, y Chris Ferguson, comandante de la próxima misión del Atlantis, serán los últimos astronautas al mando de estas naves de la NASA. Tras 135 vuelos de los transbordadores se cierra el programa y desaparecen los puestos de comandante y de piloto, que van sentados delante en la cabina y que durante 30 años han ocupado hombres (y algunas mujeres) especialmente seleccionados entre pilotos de pruebas o de combate, muy experimentados, con miles de horas de vuelo acumuladas.
Unos abandonarán la agencia espacial -varios lo han hecho ya-, y los que se queden se tiene que reciclarse -también lo han hecho ya algunos- para seguir siendo astronautas, pero como miembros de la tripulación de la Estación Espacial Internacional (ISS). La NASA ha llegado a tener 150 astronautas en plantilla, ahora tiene 61 y sólo el año pasado una veintena abandonó la agencia.
Los que se quedan se preparan para trabajar en la estación espacial
"Ahora hay que estar dispuesto a pasar meses fuera", dice Duque
"No hay una norma que impida a los comandantes y pilotos de transbordador convertirse en tripulantes de la ISS, pero tienen que seguir una preparación adicional y algunos lo han hecho, y con satisfacción porque así pueden hacer paseos espaciales", explica Pedro Duque, astronauta en excedencia de la Agencia Europea del Espacio (ESA) que ha volado en una de esas naves estadounidenses y se ha preparado para ello. "Pero es cierto que ha habido un éxodo importante entre los astronautas de la NASA en los últimos años, y no solo porque desaparezcan los comandantes y pilotos, sino también porque para la ISS hay que estar dispuestos a pasar en el espacio seis meses y muchos de ellos no tenían intención de hacerlo", continúa el ingeniero español. "Cuando fueron seleccionados, antes de la estación, esa disponibilidad para pasar varios meses en el espacio no era un requisito, y ahora sí que los es".
Los astronautas son profesionales muy bien preparados que no deberían tener problema encontrar trabajo fuera de la NASA y algunos ya lo han hecho. Pamela Melroy, piloto en dos misiones de los transbordadores y comandante en otra, abandonó la NASA en 2009, cuando quedaban ya pocas misiones antes de acabar el programa de los transbordadores. "No quería quedarme por ahí dando vueltas a ver si me asignaban alguno [de los útimos vuelos]", ha comentado a The New York Times.
Otros se han ido a empresas del sector, como Space X, que está precisamente diseñando uno de los cohetes privados alternativos que podrían llevar cargas, y tal vez astronautas, a la ISS por encargo de la NASA dentro de unos cinco o seis años. Incluso la empresa Virgin Galactic que quiere explotar el sector del turismo espacial con su avión suborbital SpaceshipTwo, está buscando pilotos espaciales. Garret Reisman reconoce que hubiera seguido en la NASA si hubiera tenido alguna posibilidad de ser asignado a una nueva misión, pero sin oportunidades de vuelo prefirió abandonar, ha declarado al rotativo.
Los astronautas que se queden en la NASA y los que se vayan incorporando tienen que adecuarse a un perfil nuevo, que se ajuste a los trabajos de mantenimiento y explotación de la ISS, y volar hasta allí, durante unos años, en las naves Soyuz rusas. En estas cápsulas, por cierto, y a no hay un puesto específico de pilotaje, tan alejado está su manejo de los aviones y no hay que olvidar que EE UU abandona con los transbordadores el modelo de nave espacial reutilizable que aterriza como un aeroplano y volverá también al sistema de cápsulas que abandonó con el programa Apolo en los años setenta.
"En el programa de los transbordadores la cualificación y preparación de los astronautas seguían dos perfiles profesionales claramente diferenciados: por un lado los pilotos y comandantes y por otro los especialistas de misión, con responsabilidades y entrenamiento distintos", explica Duque. Los comandantes y pilotos, comenta, seguían una preparación específica centrándose en el manejo de la nave, el aterrizaje, el aterrizaje de emergencia, etcétera, mientas que los astronautas especialistas de misión se centran en los paseos espaciales, los experimentos y el manejo del brazo robótico. Un tercer grupo, los llamados especialistas de carga útil, no son astronautas profesionales sino que vuelan en algunas ocasiones para realizan funciones específicas de algún experimento concreto.
"Con al ISS están abiertas todas las posibilidades", dice Duque-. Pero el final de los transbordadores marca también el fin de una época para los astronautas de la NASA y debe empezar otra: de momento, una vez concluida la construcción de la USS, se dedicarán a utilizarla. Y dentro de unos años -si se decide por fin visitar Marte o volver a la Luna- volverá a cambiar el perfil profesional de los hombres y mujeres del espacio para adaptarse a las diferentes tareas de los vuelos interplanetarios.
También se retrasa la última misión
Hasta el próximo martes, como pronto, no despegará el transbordador Endeavour con destino a la Estación Espacial Internacional, siempre y cuando los expertos de la NASA logren arreglar en estos días un problema técnico que impidió el lanzamiento el pasado viernes. El fallo, localizado en el calentador de una de las bombas hidráulicas situadas en la parte posterior de la NASA, exige más de una semana de trabajo para sustituir la pieza averiada y hacer todas las comprobaciones pertinentes antes de poder dar luz verde al lanzamiento. Pocas veces, en los 30 de historia de los transbordadores, han logrado despegar en la fecha inicialmente prevista, debido al sinfín de problemas que plantean estos complejísimos vehículos espaciales.
Este vuelo será el número 25 del Endeavour, el último transbordador de la NASA, que se construyó para sustituir al accidentado Challenger. Voló por primera vez en 1992 y, después de esta última misión, será expuesto en un museo de California.
La carga principal del Endeavour en su última misión es un detector de rayos cósmicos que se instalará en la Estación Espacial Internacional (ISS). Se llama AMS, debió ponerse en órbita en 2005 y cuenta con una destacada participación española liderada por el Ciemat y con un coste en materiales de unos 250 millones de euros.
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