Esplendor y nostalgia en la alfombra roja

En Nueva York los eventos sociales cargados de estrellas glamurosas son múltiples, pero ninguno puede compararse con la gala anual del Costume Institute del Metropolitan Museum, que se celebró el pasado lunes. Presidida por Anna Wintour, poderosa directora de la edición estadounidense de Vogue, que la ha convertido en una reivindicación de su poder sobre la industria del dedal, la cita en la que se recaudan la mayoría de los fondos con los que subsiste la institución tenía este año un sabor especial. Por un lado se celebraba la inauguración de la exposición Savage beauty, dedicada a las dos décadas de trabajo del británico Alexander McQueen. Por otro lado era, simbólicamente, el mayor homenaje de sus amigos, sus musas y sus compañeros de profesión a una vida que terminó de forma abrupta a los 40 años.

No obstante, el cariño y la nostalgia no impusieron que todas las estrellas optaran por aparecer enfundadas en trajes del propio McQueen. Ni siquiera Wintour, que presidía la gala, optó por esa opción, escogiendo en cambio un Chanel. Pero hubo algunas que sí quisieron homenajear al diseñador, entre ellas las actrices Salma Hayek y Sarah Jessica Parker y la modelo Gisele Bündchen, espectacular en un traje rojo de la colección de 2005 de McQueen.

Siguiendo la tradición, varias estrellas aparecieron acompañadas por los diseñadores que firmaban su traje de gala. Penélope Cruz, enfundada en un discreto vestido negro, llegó a la alfombra roja acompañada de Óscar de la Renta. Karl Lagerfeld apareció del brazo de Blake Lively, protagonista de la serie Gossip girl. Naomi Campbell, en cambio, quien fue íntima amiga de McQueen, quiso hacer una declaración de apoyo público y vistió un traje de Sarah Burton, el relevo del diseñador y de actualidad por haber diseñado el traje de novia de Kate Middleton.