Yemen teme las acciones de venganza de los yihadistas
La noticia de la muerte de Osama bin Laden tardó en extenderse ayer por el zoco de la ciudad vieja de Saná. Una vez informados, los yemeníes reaccionaban de forma distinta según sus simpatías. Como en el resto del mundo islámico, las opiniones estaban divididas entre quienes le consideran un mártir y quienes pensaban más en las víctimas que causó. Pero todos coincidían en que su muerte no acaba ni con Al Qaeda ni con el terrorismo. Ahora temen la venganza de sus secuaces.
"Osama es un mártir de la guerra santa contra los americanos y ya está en el paraíso", aseguraba Ahmad al Sayadi, un vendedor de frutos secos de 55 años. Pero aunque muchos yemeníes compartan esa opinión y una de las ramas más activas de Al Qaeda haya arraigado en Yemen, no hay unanimidad. El país desde el que hace 70 años salió el padre de Bin Laden con destino a Arabia Saudí, siempre ha estado dividido al respecto. También son numerosos los que, como Abdu Mohamed, un maestro de 37 años, consideran que la muerte del terrorista "es una gran victoria para los países que han sufrido tantas víctimas por sus actividades".
De la misma opinión es Nasr Mohsen Saber. "Su presencia entre nosotros la utilizó el régimen hace 10 años, para reprimir las protestas de los yemeníes y garantizarse la ayuda económica de EE UU y Europa", explica.
Mughahed Saad, un jubilado de 60 años, tampoco tiene simpatías para Bin Laden. "Ha matado a muchos musulmanes. Si realmente fuera un muyahidin, debiera haber ido a matar
estadounidenses a Irak y Afganistán, pero ha matado a más musulmanes que americanos y judíos", señalaba. "Su muerte no va a poner fin a Al Qaeda", advierte. "Ahora sus simpatizantes van a querer vengarle".
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