"Puedo aportar mucho a los 46"
Cuando la experiencia deja de ser un grado para convertirse en un obstáculo, de poco vale haber sido agente de Bolsa, saber gestionar un equipo humano o poder expresarse en inglés, francés y japonés. Ni siquiera sirve para atender por teléfono a los clientes de una empresa, uno de los empleos que suele buscar, sin éxito, María del Mar Abad (46 años), de Madrid.
La empresa japonesa del paseo de La Castellana (Madrid) en la que trabajó varios años recomendando unos u otros valores de la Bolsa de Tokio, le dio la primera estocada moral cuando el jefe le confesó que cobraba menos que sus compañeros porque era mujer.
Ahora no tiene trabajo y piensa que el sexo y la edad son una doble desventaja para encontrarlo, pero no se rinde: "¿Es que solo sirvo ya para la línea erótica? A mi edad tengo mucho que aportar, pero tienen que darme una oportunidad". Mientras la consigue, engrosa la lista de 2,3 millones de mujeres desempleadas y de 1,3 millones de parados mayores de 45 años.
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