El mundo gira sobre una cepa
El mapa global de la producción de vino se amplía a zonas como China, India, Cabo Verde o Isla de Pascua - Los antiguos compradores quieren hoy exportar
La historia de la vid, planta milenaria, resistente y adaptable, transcurre paralela a la del hombre. Hoy podríamos trazar alejadísimos puntos geográficos en el mundo donde se desarrolla, con mayor o menor suerte, una nueva viticultura que está cambiando la historia. Ni la falta de tradición, ni climatologías adversas y extremas o incluso factores religiosos impiden ya que prospere la producción de vino. Mercados tradicionalmente compradores ahora inician una andadura como elaboradores. Existe ya un nuevo panorama sociológico del vino.
El caso de China es revelador. De ser la gran oportunidad, puede pasar a ser la gran competencia. Sus viñedos suponen ya el 6% del mundo. Y aunque las grandes empresas representan el 90% de la producción, aparecen pequeños cultivadores defendiendo el terruño como diferenciación.
Tailandia autorizó su primera bodega, sobre suelos de lodo, hace una década
India, un país caluroso, sin invierno y con dos cosechas al año, produce espumosos, blancos y tintos en regiones cercanas a Bombay, al oeste y al sur del país. Y se prepara para exportar. La historia de Tailandia, en cambio, es mucho más reciente. Los primeros viñedos experimentales se plantaron en los setenta; tres décadas después se autorizó oficialmente la producción de vino. Château de Loei fue su primera bodega, cercana al paralelo 15 y suelos con lodo.
En Japón, por el contrario, existen vides desde hace cientos de años. Su insignia nacional, la uva de tono rosado Koshu, se seleccionó en las faldas del monte Fuji en el siglo XII. Tradicionalmente elaborada para vinos dulces, hoy se está intentando potenciar su nivel de calidad para otros estilos. Alta humedad, terreno montañoso, vientos fríos y poco sol desafían la práctica de la viticultura.
En África, la influencia colonial en el Magreb es evidente. La zona es la base de muchas empresas francesas y antigua proveedora de vino. El Atlas marroquí -productor en su mayoría de vinos tintos- las uvas moscatel de Túnez y las grandes extensiones de viñedo de Argelia dan unas pinceladas del actual panorama norteafricano.
Pero hay mucho más. El valle de Bekaa, al este de Beirut, Turquía o las riberas del Nilo en Egipto (Al Ahram, bodega propiedad de Heineken, está experimentando con gran variedad de uvas, entre ellas la tempranillo).
Cerca de ahí, Israel se erige en uno de los países con más presencia internacional. En los Altos del Golán, a 1.200 metros, con gran diversidad de microclimas y tecnología punta de regadío, se producen muchos tipos de vinos con variedades internacionales. Por eso es la gran región donde se encuentra el origen de la vid.
En América, una historia de la viticultura adormecida durante décadas desafía ahora los límites de la climatología. Uruguay tiene la variedad tannat; la región boliviana de Tarija posee sus viñedos de altura y Colombia una bodega de emigrantes españoles (Bauza) que elabora un vino con uva albariño. También hay plantaciones en el Valle del Cauca, zona cálida, y en la provincia del Boyacá (Villa de Leyva y Punta Larga), territorio desértico en el centro del país.
Sin duda, Brasil es el país con más proyección. Es el quinto productor del hemisferio sur y elabora vinos en diez estados. Río Grande do Sul es el más importante, con variedades portuguesas (afrocheiro, touriga nacional o tinta roriz) muy bien adaptadas.
Las grandes locomotoras son Argentina con los viñedos más altos del mundo, y Chile, con un proyecto en Isla de Pascua, cuyo referente para el desarrollo de su viñedo, por los suelos volcánicos de la isla, es Lanzarote.
En Canadá, ni el invierno puede con la uva. Ontario, Columbia Británica, Nueva Escocia y Quebec se reparten las poco más de 8.000 hectáreas de viñedo. Un clima frío donde reinan las variedades blancas. Vidal es con la que se hacen sus estupendos vinos de hielo y sidras.
En Europa despiertan otros países de histórica tradición. Como Eslovenia, que posee una parra de uva zametna de más de 400 años inscrita en el Libro Guinness. Muy cerca, Croacia, desde las llanuras del Danubio hasta Zagreb, y las regiones costeras de Dalmacia hasta Istria, elaboran con cientos de variedades. Diferente es Reino Unido, donde se reparten las 1.550 hectáreas de viñedo y 115 bodegas en el sur. Lo más recomendable, sus espumosos.
Aunque todavía extraño, Dinamarca, Cuba, Tasmania, la Isla de Jersey o Cabo Verde son algunos de los nuevos focos del cambiante y renovado mapa del vino. Una historia, en suma, todavía por escribir.
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