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Reportaje:

Presencia insinuada

La suiza Liliane Tomasko convierte el IVAM con sus cuadros de penumbras y camas deshechas en un espacio íntimo y habitado

En los cuadros de la suiza Liliane Tomasko no se podrán encontrar figuras humanas, pero es indudable que su presencia se intuye claramente en los espacios en penumbra que levanta con sus pinceles y en los rincones pintados con una calidez y una técnica que casi congelan un momento cotidiano de la vida de cualquier persona. De hecho, las camas deshechas que compone en formatos intermedios casi ofrecen la tentación de levantar los edredones para descubrir si todavía ocultan alguna presencia o incluso invitan a reposar e introducirse en ellas por su aspecto, de tan reconocible, casi familiar.

La artista, que emplea en su proceso creativo instantáneas tomadas con cámaras Polaroid, reconoce que incluso se inspiró para sus cuadros de camas deshechas en una foto vieja que había realizado años antes y le impactó mucho por ser una imagen "muy fuerte emocionalmente porque tenía mucha melancolía en las ropas y la cama, y ninguna persona".

La melancolía de la foto de una cama vacía le impactó
"Son obras que desean evocar la memoria de los sentimientos"

Tomasko (Zúrich, 1967), inauguró el miércoles la exposición Materia luminosa en el Institut Valencià d'Art Modern (IVAM), que permanecerá abierta hasta el próximo 26 de junio. La muestra constituye un recorrido de su arte a través de 35 obras (22 pinturas, 10 acuarelas y 3 dibujos). "Son pinturas que desean evocar el recuerdo, la memoria de los sentimientos que recorrieron anteriormente estas camas, estas sábanas, estas camisas o estos espacios y que, a veces, no se saborean bien por la velocidad que nos impone la vida", explicó la creadora sobre unas obras pintadas en Múnich, Barcelona y Nueva York. La suiza incluso apuntó que estas últimas, las pintadas en la ciudad de los rascacielos, eran más duras porque en la ciudad americana, dada su sensibilidad europea, se sintió "como pez fuera del agua".

Hay así cuadros que representan bolsas de papel o de plástico acumuladas, como prestas para ser usadas en un traslado o en una visita al contenedor. También recrea Tomasko, cuyo marido es el también artista Sean Scully, montones de objetos, pilas de mantas, sábanas o ropa. Y ventanas tapadas con cortinas. Incluso hay numerosos rincones, literalmente esquinas de cuartos dibujadas a ras de suelo en los que la luz y la sombra de puertas y ventanas constituyen el ejercicio creativo de la artista.

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Sus cuadros abordan temáticas muy distintas pero que intentan plasmar rincones vividos, objetos usados, útiles, de tal forma que recrean momentos que acaban de pasar. Y por ello la presencia de los seres que los habitan queda insinuada, aunque también podría pensarse que es la ausencia lo que se insinúa y que enseguida entrarán de nuevo en escena esos seres desconocidos pero ya casi próximos.

Liliane Tomasko, el miércoles, durante la inauguración de su exposición en el IVAM.
Liliane Tomasko, el miércoles, durante la inauguración de su exposición en el IVAM.TANIA CASTRO

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