¡Horror, llegan las campañas electorales!
¿Conocen a alguien que asista a un mitin sin ser simpatizante del partido político que lo organiza, que vaya con la intención de conformar un acto dialéctico, es decir, con la finalidad de escuchar ideas para después reflexionar sobre ellas, y abrir su mente a un hipotético cambio de opinión? Saben, si son sinceros, que no, que solo asisten peregrinos, cofrades que acuden con la única intención de escuchar a sus líderes para consolidar su vociferante convicción en contra del otro.
Hace algunos meses alguien proponía reducir las campañas electorales a la publicación de los distintos programas de los partidos y acabar de ese modo con el despilfarro, con dinero de todos, de carteles, mítines, programas de televisión.
Afirmaba además que sería una forma más justa de competir...
No entiendo por qué nadie ha considerado esa opción.
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