Un siglo de aterrizajes
Estudiantes de Vitoria recuerdan el primer avión que llegó a la ciudad - Alumnos de la Escuela de Arte diseñan 23 ideas para una muestra
Llegar no era lo difícil. Lo verdaderamente complicado era hacerlo entero, aterrizar manteniendo intactas las posibilidades de volver al aire poco después. El primer avión que aterrizó en Vitoria lo hizo el 25 de mayo a las 15.10 en una campa de Lakua, hace ahora un siglo. Ese adelantado de 1911 se llamaba Eugène Gilbert y participaba junto a Jules Vedrines y Roland Garros en la carrera aérea París-Madrid, que ganó Vedrines. El alcalde de Vitoria era entonces Eulogio Serdán. Habían pasado solo ocho años desde que los hermanos Wright realizasen el primer vuelo -apenas 260 metros de recorrido- en Estados Unidos, inaugurando la historia de la aviación.
Cien años después, los alumnos del último curso de la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Vitoria se han sumado a la celebración de la efeméride con 23 proyectos para montar a partir de ellos una exposición sobre la aventura de volar. "El mercado al que se incorporan los alumnos va mucho más allá de las viviendas o los productos. Dejar volar su imaginación es la mejor manera de que aprendan a rentabilizar la originalidad aplicada a proyectos reales", recalca el promotor de la iniciativa, el profesor de Proyectos de la Escuela Superior, José Ignacio García Román.
Eugène Gilbert pilotaba el primer aeroplano que aterrizó en Vitoria, en mayo de 1911
Los proyectos se centran en textos, proyecciones o un homenaje a Heraclio Alfaro
Dicho y hecho. Los alumnos han dedicado seis semanas de trabajo a diseñar una muestra que podría ocupar el centro cultural Montehermoso de Vitoria. Bucearon en los archivos públicos y en los del aeroclub Heraclio Alfaro y se encontraron de lleno con la historia y la aventura. Vitoria ha tenido tres aeropuertos a lo largo de la historia -el actual de Foronda se abrió en 1979- y fue la cuna del insigne ingeniero aeronáutico, Heraclio Alfaro (1893-1962), reconocido en Estados Unidos, pero olvidado en España, quien en agosto de 1910 se estrelló con su primer prototipo tras el despegue, aunque no sufrió daños.
El tiempo pasa volando -carteles y recortes históricos de prensa-, Volar al cubo -cubos suspendidos y proyecciones desde su interior-, Un piloto, un avión -un recuerdo a Alfaro- o Quiero ser aviador -proyecciones de imágenes y películas sobre un tunel de viento- son algunas de las ideas de los estudiantes, que confían en que alguna entidad financiera apoye llevarlas a la realidad. Pero hay muchas más propuestas volcadas en el sueño de volar o en el romanticismo de una avioneta histórica del aeroclub vitoriano -un Auster Mark V matrícula EC-AJR, Eco Charly Alfa Juliette Romeo- que, tras participar en el desembarco de Normandía, espera para ser restaurada.
Charo Sobrón, directora de la Escuela Superior, único centro de esas características en Euskadi, con 310 alumnos, asegura que "se trata de moldear a profesionales muy creativos y muy adaptables al mercado".
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