El videoclip comunitario de Cans

El Festival de Cans ha dado una vuelta de tuerca más a su intención de integrar a esta parroquia rural de O Porriño con el mundo audiovisual. Ya no basta con que los vecinos cedan sus cobertizos para las exhibiciones, o que transporten en tractores al público. Esta vez, una treintena de ellos han participado de lleno -como actores, ayudantes de producción o en la creación de decorados- en la realización de un videoclip que se proyectará en la octava edición del evento, que arrancará el próximo 19 de mayo.

La otra pata de esta iniciativa la constituye un grupo de alumnos de Comunicación Audiovisual de la Universidade de Vigo, que se ha encargado de todo el proceso de creación, desde la elección del tema -Las mentiras, de la banda compostelana Sinestesia- y la elaboración del guión hasta el rodaje, que tuvo lugar el pasado sábado en varios escenarios de Cans. El vídeo se complementa con un making off de la grabación, que también será proyectado en el festival.

Medio centenar de personas están implicadas en la producción

El cura de la parroquia participó y cedió el campanario de la iglesia

Todo ello bajo la supervisión de dos reputados creadores, Belén Montero y Juan Lesta, que asistió al rodaje, y de los profesores Oswaldo García y Paulino Pérez. Entre todos, han ido guiando a los alumnos desde que se gestó la idea en diciembre de 2010. Un paso detrás se sitúa el director y artífice del festival, Alfonso Pato. Dice que, al margen de la coautoría de la propuesta junto con Oswaldo García, su labor se limitó a coordinar a las más de 50 personas implicadas, entre vecinos (niños, jóvenes, jubilados y hasta el cura), estudiantes y tutores. Casi nada.

"Es fantástico, la gente de Cans puede ver qué es un rodaje e implicarse en él", explica el profesor Paulino Pérez, que también valora lo que supone de experiencia para sus alumnos el "trabajar en algo real, no en una práctica de clase". En este mismo sentido se expresa Juan Lesta, que además está convencido de que la factura final del vídeo será "totalmente profesional". El objetivo es que "nada impida que esté en la parrilla de una televisión al lado de otros clips estándar" o que su reproducción en Youtube alcance miles de reproducciones, en el caso de que el grupo obtenga un gran éxito en el futuro.

Su participación se ha centrado en aportar su experiencia en la grabación de vídeos con bajo presupuesto, en acotar la ambición de los estudiantes y adaptarla a los condicionantes para evitar que se metiesen en algún que otro "berenjenal". De hecho, la propia directora y responsable del argumento del vídeo, Sara Pérez, reconoce momentos de tensión a lo largo de estos meses, y la evolución de su pensamiento inicial a lo que se plasmó al final.

En cualquier caso, la estampa del pasado sábado en Cans era sorprendente, incluso para el espectador avisado. Una puerta en el medio de una leira, tres veinteañeros de estética cool delante de ella en actitud desafiante, niños parapetados detrás de unas planchas con animales pintados, señoras sentadas en sillas sosteniendo unas ramas. Todo bajo un sol inclemente, que, a pesar de la incomodidad, aportaba una luz extraordinaria.

Y es que la trama es de un realismo mágico a la gallega desbordante: un grupo llega a Cans a bordo de un chimpín con una puerta que los vecinos desean franquear a toda costa. Para ello, intentan camuflarse de las maneras más variopintas, pero cuando son descubiertos desaparecen. Hasta los miembros de Sinestesia mostraban su desconcierto, acrecentado por la dinámica de rodar de manera no lineal. Tendrán que esperar a la proyección oficial para saber el desenlace.

A las que ni el sol disminuía su entusiasmo eran Maribel y Divina, que soltaron una carcajada al ser interpeladas como actrices del vídeo. "Yo porque tengo casi 80 años, que si llego a tener 30...", comenta Divina. Su compañera de reparto tiene bien aprendido el discurso: "Hay que participar, ayudar a divulgar la parroquia". No se olvida de agradecer a Alfonso Pato su trabajo para poner en el mapa a Cans, ni a la prensa su labor de difusión.

También participó activamente el cura de la parroquia, Víctor Bargiela, de 28 años, que cedió el campanario de la iglesia para una parte del rodaje y que saldrá en la escena final del clip. En el interior del templo, en el que cuelga un cartel de No a la guerra en contra de la intervención militar en Libia, comenta la importancia del festival para la aldea y añade que, desde su posición, contribuye en todo lo posible a las iniciativas que se llevan a cabo.

Un modelo, el de la interrelación entre parroquia y festival, que está en la base de su éxito y de su progresiva consolidación en el panorama audiovisual gallego, y que tendrá continuidad en posteriores ediciones. Los teóricos del arte activista dicen que la integración y participación de la sociedad en la creación es condición indispensable para su efectividad. Si conociesen el caso de Cans, sin duda lo pondrían como un ejemplo prominente.