La arquitectura que no se impone
Juan Cuenca recupera la estampa histórica del Guadalquivir en Córdoba
Desde el pasado viernes, quienes visitan Córdoba pueden pasear por debajo de la puerta del puente romano, la entrada monumental que levantó en la muralla Hernán Ruiz en 1570 con motivo de la visita de Felipe II. Algo que no se ha podido hacer durante casi 100 años. Y es que el siglo XX, con su afán por facilitar el tránsito a los vehículos a motor, terminó enterrando el acceso monumental al trazar en la ribera derecha del Guadalquivir una carretera nacional. Pero el proyecto de intervención del arquitecto Juan Cuenca (Puente Genil, Córdoba, 1934) en el entorno del río ha recuperado la cota original del paseo de la ribera, terminando con aquella estampa de asfalto, hormigón y coches, y devolviendo a los ciudadanos de a pie el cogollo histórico de Córdoba.
La intervención ha abierto, después de 100 años, la puerta del Puente Romano
"Los peatones son la unidad de medida", aclara el arquitecto, que fue miembro fundador del Equipo 57. Los peatones, pero sobre todo los monumentos. Porque el trabajo de Cuenca ha tenido que lidiar con el respeto a presencias históricas de tanto peso como la Torre de la Calahorra, el Puente Romano, su puerta, la plaza del Triunfo de San Rafael o la Mezquita misma.
Cuenca ha conseguido apartar a los vehículos total o parcialmente de esos lugares, recuperando esas obras de arte, pero también la racionalidad de sus espacios, desquiciados con el paso de los años. Algunos habían terminado teniendo usos tan peregrinos como el de un aparcamiento a cielo abierto, en frente de la Mezquita.
Justo allí, el arquitecto ha construido un edificio de dos volúmenes, pendiente de apertura, absolutamente moderno pero también respetuoso con su entorno. Tanto, que es casi invisible, pues su color es casi idéntico al de la Mezquita. "Los protagonistas son los monumentos. La arquitectura nueva, como el centro de recepción o los pavimentos que se usan, deben estar al servicio de la arquitectura histórica", explica.
Todo el trabajo contribuye a recuperar, para los peatones, una plaza definida en época romana junto a la puerta del puente, pero que fue difuminándose con las distintas civilizaciones árabes y cristianas, y que terminó de enloquecer en el siglo pasado. "Había que poner en orden ese lugar, siempre partiendo de sus dos hitos importantes: la plaza del Triunfo y la Puerta del Puente", prosigue . "Hemos marcado como centro la puerta. Y de manera simétrica a la plaza del Triunfo, que está en alto, hemos levantado el primer bloque del centro de recepción, al otro lado de la puerta".
Ese nuevo volumen tiene una función, "aunque tiene también un valor enorme por la estructura que da a la plaza, sin hacerle sombra a los monumentos históricos y contribuyendo a la restauración del paisaje urbano", destaca Cuenca. "Mi arquitectura no nace para imponerse. Es una arquitectura libre y moderna, a partir de un concepto de respeto", subraya. El resultado supone una nueva forma de pasear por esa zona del casco. Hay dos calles nuevas, todavía por inaugurar, y un centro de visitantes del siglo XXI que dialoga con los monumentos.
Cuando comenzó el proyecto, hace casi una década, Cuenca se propuso no destruir nada y conjugarlo todo con un lenguaje contemporáneo.

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