Vikingos irresponsables

A mí también me resulta estimulante la imagen del pueblo islandés negándose a que su Gobierno pague con dinero público las deudas contraídas por sus bancos, pero, por desgracia, cuando alguien no paga, siempre hay otro que no cobra. Los bancos islandeses quebraron porque pidieron a muchos ahorradores holandeses y británicos, principalmente, que les confiaran su dinero ofreciéndoles unos intereses más que atractivos, y, con ese dinero, ofertaron a sus compatriotas islandeses unos préstamos a bajo coste por los que no obtenían lo suficiente para cumplir con los compromisos adquiridos (unos préstamos, por cierto, con los que estuvieron viviendo varios años por encima de sus posibilidades, algo de lo que también sabemos un poco aquí).

Toda esta pirámide financiera se montó con la aquiescencia de un Gobierno de ideología neoliberal elegido mayoritariamente con el voto democrático de los islandeses, los mismos que ahora se desentienden de su responsabilidad por haber elegido aquellos gobernantes y no aceptan el acuerdo alcanzado con los deudores para poder devolverles su dinero. Votar es un ejercicio de libertad, pero también de responsabilidad, e implica asumir las consecuencias de las acciones de los Gobiernos por los que se opta.