Dos futbolistas auténticos
Giggs y Raúl, jugadores que han marcado época, se medirán en las semifinales
Dos zurdas exquisitas, dos estilos, dos símbolos de la historia del fútbol moderno. Desde hoy, dos rivales en la semifinal de la Champions. Ryan Giggs (Cardiff, Gales; 1973), el latido del Manchester United; Raúl González (Madrid; 1977), el nuevo ídolo del Schalke, el escudo del Madrid.
Cada día cruza el segundo -antes llega Alex Ferguson- la barrera de la calle Sir Matt Busby para adentrarse en los mantos verdes de Carrington, ciudad deportiva del United. "Solo hay que verle en los entrenamientos, hacía lo que quería con nosotros", recuerda Gerard Piqué sobre Giggsy, cuando compartían vestuario; "tiene un guante por zurda. Los años le sientan de maravilla". Así lo ha aclarado, una vez más, en los cuartos de final, donde ha destrozado al Chelsea. Fuera de juego Fletcher, por una extraña infección, Ferguson apostó en ambos duelos por Giggs como medio centro. Quería que fuera el trampolín, la raíz del juego interior para los movimientos de Rooney y Chicharito. Pero Giggs, con 134 partidos de Champions a sus espaldas, 609 en la Premier y 20 años y un mes con la zamarra de los diablos rojos, se las sabe todas. Por eso se salió de sitio una vez en cada encuentro para romper a los blues. En el primero, a la izquierda; en el segundo, a la derecha. Y doble éxito: control, regate y pase de gol. Adiós al Chelsea.
El extremo y el punta han resultado capitales para eliminar al Chelsea y al Inter
La incidencia de Raúl en la elaboración del juego del Schalke no es tan grande. Rulo es el remate, el gol. "Artista siempre", le recibieron anoche pancartas en el Veltins Arena, estadio que le venera por silenciar a quien le tildó de viejo cuando anunció su marcha del Madrid. Y le adoran por sus actos y palabras, quizá porque al arrancar el curso ya avisó. "Haremos furor en Europa", advirtió ante el asombro generalizado. Ya le creen; eliminaron al Inter (con un expresivo 7-3 en total) con un gol suyo en la ida y otro anoche, previo regate al portero. Sabe de lo que habla Raúl, que debutó en la competición en 1995, en el estadio olímpico de Amsterdam frente al Ajax. Quince años y siete meses después, suma 70 dianas en la Champions (en 141 partidos), más que ningún otro. Eso no impide, al igual que Giggs, que sea el primero en pisar el vestuario. "Se entrena como un juvenil", le reconoció el técnico Magath; "a pesar de ser un mito del fútbol". Y, como veterano con voz y voto, habla con los aficionados, regala autógrafos y atiende a los medios.
Giggs, que entiende a la prensa como algo molesto, prefiere hablar sobre el campo. "En el vestuario tampoco decía mucho", apunta Piqué; "pero más vale prestarle atención cuando lo hace porque no solo sabe latín, sino que es uno de los intermediarios de Ferguson". Son dos décadas de la mano con el Boss escocés, sin riña ni reproche alguno. Giggs ni siquiera se toma a mal su broma habitual. "¿Sabéis cuál es el país más importante?", cuestiona Ferguson. "Sí, jefe. Escocia", responden, resignados. "¡Exacto! Somos los inventores del mundo. ¿Dónde creéis que nacieron la penicilina, el teléfono, la televisión...?", aclara. Y Giggs, sonríe. Nunca cae en la provocación, toda vez que se le considera el gentleman del fútbol. Por eso nunca le han expulsado.
A Raúl tampoco le han mostrado jamás una cartulina roja. Y tiene claro que su compromiso con el fútbol no se ha acabado, dispuesto a cumplir el año que le queda de contrato con el Schalke -Giggs también tiene firmado hasta 2012- y con su nueva frase de cabecera. "Tengo que seguir divirtiéndome al jugar", señala. Algo así opina el galés. "Cuando me aburra, lo dejo", aseguró a modo jocoso no hace mucho.
Raúl tiene tres Copas de Europa y Giggs, dos. Ahora se batirán sobre el césped en las semifinales europeas. Dos señores del fútbol, dos botas con mucho fútbol.
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