Dudas de que los barones se decanten
De las primarias del año 2000 entre José Luis Rodríguez Zapatero, José Bono, Matilde Fernández y Rosa Díez, quedaron algunas enseñanzas que ahora, el actual aparato y los líderes territoriales, quieren tener muy en cuenta. El apoyo mayoritario a Bono de los barones, a excepción en ese momento de Francesc Antich, secretario general de los socialistas de Baleares, y de Emilio Pérez Touriño, de Galicia, que apostaron en solitario por Zapatero, aparejó la desautorización de buena parte de sus militantes. Uno tras otro comprobaron que porcentajes importantes de sus bases no les siguieron en su apuesta por el entonces presidente de Castilla-La Mancha, José Bono. Algunos fueron discretos. Nunca se escuchó en alto a Manuel Chaves, líder de los socialistas andaluces, apostar por Bono, pero en su entorno se proclamaba esa preferencia. El aparato andaluz trabajó, sin éxito, porque Zapatero retirara su candidatura y se integrara en la de Bono.
En este momento, la mayoría de los barones mira hacia Alfredo Pérez Rubalcaba, aunque tiempo atrás solo lo proclamó el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara. Ahora se cumple el pacto de silencio y hasta después de las municipales y autonómicas del 22 de mayo no se expresarán preferencias. ¿Y después? Hay dudas. El apoyo de un secretario regional a un candidato puede ser contraproducente porque los militantes de esa federación, que votarán en secreto en una urna, pueden castigar a su jefe territorial a través del candidato a la presidencia del Gobierno de España. Es posible que incluso los candidatos pidan a los barones que si les apoyan trabajen por su causa con discreción.
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