"El cáncer es una enfermedad que a veces se intenta orillar"

Esa letra "c" que en mayúscula se trastoca en un eufemismo para no nombrar al cáncer con su nombre completo, forma parte del título de una de las series de más éxito en Estados Unidos de la última temporada. Con C mayúscula, que aborda la enfermedad desde un ángulo irreverente y con sana ironía, llega esta noche a Canal + (22.30). La actriz Laura Linney (Nueva York, 1964) nominada tres veces al Oscar, poseedora de tres Emmys y merecedora en enero de un Globo de Oro por su papel en esta comedia, es la pieza angular de una historia que arranca cuando a la protagonista se le diagnostica un melanoma terminal.

El personaje de Cathy, una maestra de secundaria, del Medio Oeste, decide no decírselo a nadie ni seguir tratamiento, imprimir un cambio radical a lo que le queda de vida y mejorar las relaciones con una familia claramente disfuncional. Un inmaduro marido, un hijo adolescente y malcriado, además de un hermano vagabundo que reniega del materialismo de la sociedad, conforman el universo que la protagonista pone patas arriba, diciendo lo que piensa, comiendo lo que se le antoja y transformándose en una mujer diferente.

"La serie también plantea cómo nos preparamos para la propia muerte"

Rostros populares como el de Cynthia Nixon (Sexo en Nueva York) o Gabourey Sidibe (Precious) arropan a Linney (Crónica de un engaño, La familia Savages, Mystic River).

Pregunta. ¿No temió reacciones adversas ante el tono humorístico de una serie que trata del cáncer?

Respuesta. Me pareció un reto imposible y a la vez irresistible, encontrar como actriz el punto justo en clave de comedia sin que descarrilara una historia con fondo dramático. Y creo que lo estamos consiguiendo...

P. El propio título expone el tabú que todavía acarrea la palabra cáncer

R. El cáncer es una realidad que a veces se intenta orillar porque amenaza nuestra vida y acorta nuestro tiempo, nos lo roba. Pero creo que el verdadero tabú es en realidad la muerte, la conciencia de que somos mortales, y esa enfermedad viene a subrayarlo.

P. Cathy genera una corriente de simpatía a pesar de que su retrato no es el de una mujer precisamente fácil ¿Qué le atrajo del personaje?

R. La verdad es que no se comporta nada bien, es incluso grosera, y admito que el personaje a veces hasta llega a incomodarme. Cathy ha funcionado bien en su vida, pero cuando le diagnostican la enfermedad se da cuenta de que no la ha vivido porque estaba demasiado ocupada. Lo que me gusta de ella es que intenta averiguar quién es y se decide a encarar el resto de su vida de forma diferente. A través de Cathy, la serie también plantea cómo nos preparamos para la propia muerte.

P. ¿Qué arrastra hacia la pequeña pantalla a una respetadísima actriz de cine y teatro como usted, integrante de la crème de la crème de Hollywood? ¿Cree que la televisión vuelve a vivir una era dorada?

R. Digamos que soy bien conocida, pero no famosa. Con C mayúscula me atrajo por la posibilidad de abordar la cuestión del cáncer, que me interesa personalmente; el limitado tiempo de trabajo que exige la serie, cuatro meses al año que dejan margen para rodar películas, y convertirme en productora ejecutiva. Y, sí, creo que tenemos una televisión buenísima, sobre todo en el cable y especialmente en papeles que el cine ya no reserva a las mujeres, papeles interesantes y poco convencionales.