Ultimátum de Cajasur a 151 empleados para que se acojan al despido voluntario

El ajuste laboral de 668 empleados que BBK ha impuesto a Cajasur en su conversión a banco ya está quemando etapas. Ayer terminó el plazo para que los empleados se acogiesen al plan de prejubilaciones y bajas incentivadas acordado en enero entre los sindicatos y los nuevos dueños de la entidad cordobesa. El resultado del plan es agridulce. Si bien el cupo de prejubilaciones ha sido cubierto, las bajas incentivadas que busca la empresa han tenido una fría acogida entre la plantilla y todavía restan 151 personas que opten por esta salida voluntaria de la empresa.

En un comunicado remitido por CC OO a sus afiliados, tras reunirse los sindicatos con la dirección, se explicaba que 504 personas se han acogido a medidas voluntarias (prejubilaciones, bajas incentivadas y suspensiones de contrato voluntarias). A esto se suman 13 personas que han salido por otras vías, hasta totalizar 517.

BBK quiere ahorrar 42 millones de euros en costes salariales

Ello deja la puerta abierta a BBK Bank Cajasur (el banco fruto de la compra de Cajasur) a emprender el camino del despido bajo sus propias condiciones de los 151 empleados restantes que sumen las 668 bajas que busca la empresa. Los sindicatos, liderados por el mayoritario, Aspromonte, pidieron anoche, en el transcurso de una reunión con la dirección, un margen de 20 días para buscar una salida a esta situación. Además, CC OO ha reiterado las propuestas que hizo en enero para evitar las salidas forzosas: ampliar la horquilla de las prejubilaciones, abarcando a los trabajadores con 52 años, y ajustar los pluses salariales a los altos ejecutivos de la caja.

Pero fuentes de los trabajadores señalan que los negociadores de Cajasur se han negado en redondo y exigen cumplir el acuerdo de manera inmediata. Cajasur solo ha dado tres días más para que los empleados se replanteen qué quieren hacer. En estas 72 horas, los sindicatos señalan que la entidad va a ponerse en contacto con 151 personas que en su opinión encajan con el perfil idóneo para abandonar la firma. A ellos se les va a hacer saber que, o se acogen a la salida voluntaria pactada, o su despido será involuntario y, por tanto, exento de las ventajas recogidas en el acuerdo. Fuentes de Aspromonte señalan que, en los bolsillos de los empleados la diferencia entre una y otra es de 6.000 euros.

Los sindicatos achacan las reticencias de los empleados para acogerse a las bajas incentivadas a la profunda crisis económica que se vive y la mala situación del mercado laboral, lo que les hace desconfiar de poder encontrar un puesto de trabajo con facilidad. CC OO ya vaticinó en enero que iba a ser muy difícil que se cubriese el cupo de bajas incentivadas que exigía el acuerdo.

Pero BBK lo ha tenido siempre muy claro. Su apuesta por Cajasur implicaba un ajuste en su sobredimensionada plantilla y el ahorro en costes salariales de 42 millones de euros. El número de trabajadores (2.800 en las últimas elecciones sindicales) se había multiplicado bajo la gestión de 30 años del cura Miguel Castillejo. Tras la venta de la firma cordobesa a BBK y su conversión en banco, los nuevos gestores tenían las manos libres para hacer lo que quisieran. Con el fin de lograr una transición tranquila que no ahuyentase al grueso de los ahorradores de la caja, se optó por negociar con los sindicatos (Aspromonte, CC OO y UGT). La mesa laboral dio como resultado un acuerdo que suponía la salida de 668 empleados.