"Busco a mi hijo... no sé nada de él"
Miles de japoneses tratan de localizar a sus familiares en medio del caos
"Vengo a buscar a mi hijo, no he podido contactarlo. No hay coches, no hay gasolina", se lamentaba ayer el ejecutivo informático Hata Motoyoshi. Había recorrido un infierno de 300 kilómetros desde Tokio hasta Yamagata, a apenas unos 50 kilómetros de Sendai, la población más castigada por el terremoto y el tsunami del pasado viernes. Como Motoyoshi, familiares de desaparecidos deambulan en medio del barro y los escombros en busca de un rostro conocido entre los miles de desplazados por la catástrofe.
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