La séptima legislatura de Zapatero
A la vista de las encuestas nadie daría un duro por ello, pero en Pacto de Estado, sátira política de Pilar Almansa, Pepe Luis, presidente del Gobierno de España, está a punto de agotar su séptima legislatura: Mariano Rajons, perdedor nato, ha vuelto a pifiarla, y Mariana, su hija, le sustituye en la carrera a La Moncloa con pocas posibilidades de éxito. Lo curioso de este espectáculo echao pa'lante, que por su voluntad incisiva tiene un aire a aquellos cabarés que se hacían en el Alfil antes de que empezara a gestionarlo Yllana, es que sigue casi punto por punto la peripecia de La petición de mano, juguete cómico de Chéjov cuyos protagonistas son un terrateniente, su hija casadera y un guapo mozo hacendado que los visita con intención de pedir a la chica por esposa.
PACTO DE ESTADO
Autora y directora: Pilar G. Almansa. Intérpretes: Rocío Vidal, Felipe Andrés y Daniel Diosdado. Luz: Pablo Seoane. Escenografía: David Pizarro.
Nuevo Teatro Alcalá. Hasta el 1 de mayo
En la comedia de Pilar Almansa, el a esas alturas agotado presidente socialista se presenta en el despacho de monseñor Cloa, confesor-psicoterapeuta y asesor de Mariana, para ofrecerle un gran pacto de Estado y pedirle que lo releve en el cargo, sin urnas de por medio. Para que todo case, Mariana está que bebe los vientos por él. El resultado de este arriesgado cruce inimaginable entre los clásicos y el cabaré político, dirigido al gran público, es ciertamente original, y puede verse como un acierto si se tiene en cuenta que la idea de partida, montar La petición de mano con estética a lo Tim Burton, estaba, en mi opinión, destinada a no salir del circuito más alternativo.
Es mérito de Almansa haber urdido una operación prometeica que ha situado el primer montaje de la compañía Cría Cuervos en un teatro comercial, y que casi todos los medios de comunicación se hayan hecho eco de ello. El resultado artístico es mejor de lo que cabía esperar: ahora que el cabaré político ha sido barrido de la cartelera, tiene su gracia ver tocados en escena con la ironía necesaria esos temas con los que tanto se nos asedia desde los informativos televisivos y la sección de nacional de los diarios. El lenguaje estereotipado de los personajes, idéntico al que gastan sus homólogos reales cuando les ponen un micro, aquí resulta cómico por el contexto y por el oficio incipiente de su autora.
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