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Crítica:MUSICAL | Bésame mucho
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Atardecer en el trópico

Con el subtítulo de El musical de las pasiones, llega a Madrid una obra cubana por los cuatro costados, que trata de ser una versión criolla y muy almibarada del tradicional music-hall de argumento canalla. La chusmería (un cubanismo sin suerte en los nuevos diccionarios) callejera, la picaresca tropical, el choteo y la jarana toman la escena sobre un argumento que tiene un poco de West Side Store y otro poco de El Solar. Son buenas referencias que aderezan ese machismo exultante e insultante, casi deportivo, que en lo absoluto se quiere conjurar o señalar, sino al contrario, se le aúpa a categoría de estilo popular venerado, se le justifica en lo social a través de lo artístico. Es la sublimación del cheo (otro cubanismo), léase macarra u hortera a espuertas.

Bésame mucho

Dirección, coreografía y guión: Yolena Alonso; coreógrafo: Henry Gual; dirección musical: Christian Alonso y Saúl Valdés; escenografía: Maikel Alejando González; vestuario: Gerardo de la O y Juliette Ruiz; luces: Lluís Martí. Teatros del Canal. Hasta el 3 de abril.

Los músicos y los bailarines son muy buenos y cumplen enérgicamente con creces y cimbreo. El problema es cuando los actores abren la boca, nada convincentes, ni acierta a redondear el perfil de sus personajes; diríase que se quedan a medio camino del dibujo. Otra cosa es la danza, enérgica, sensual, muy dinámica y a la que falta cierto refinamiento en la concepción de los bailes. Un poco más de complejidad coreográfica le daría más lustre al conjunto. Tanto las composiciones vernáculas como las nuevas están adaptadas con soltura a los ritmos más populares de hoy; se coquetea con el funky y aparecen las acrobacias del break-dance. El ritmo es fluido y en este apartado, el único error está en que no encontremos más zonas de refresco, reposadas, que pongan en valor los momentos más intensos.

Pero con todo ello y esa carga estética de chirriante gusto, piénsese que esta obra no habla de una Habana real, cotidiana y palpable, sino de una ciudad ideal y fantástica donde no aparece ni un solo policía en el malecón. Aparece la santería (una escena lamentablemente mal iluminada) en la gestión del conjuro amoroso y la escenografía convencional, algo rudimentaria en su dibujo y proporciones, acopla la trama a su entorno inspirador. Lo más fiel, lo más realista: la nube del panorama y la siempre potente vista de un atardecer en el trópico.

Una escena de <i>Bésame mucho, El musical de las pasiones.</i>
Una escena de Bésame mucho, El musical de las pasiones.
El musical de las pasiones. Del 9 de marzo al 3 de abril de 2011 en los Teatros del Canal
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