_
_
_
_
Reportaje:Moda

Las panteras reclaman la pasarela

El diseño recupera el protagonismo en París con Riccardo Tisci y Stella McCartney

Eugenia de la Torriente

Esta extraña semana de la moda de París está poseída por el síndrome Maria Antonieta ya que todo diseñador parece susceptible de ser guillotinado. Tiburones, miserias, peleas y puñaladas se han apropiado de la pasarela y han devorado a mordiscos a sus ocupantes habituales. La ropa, que nos trajo aquí, se ve apartada de los focos por una acumulación de dramáticas historias y morbosos cotilleos.

Es difícil que Riccardo Tisci pudiera anticipar el enrarecido contexto en el que iba a presentar su colección de otoño-invierno 2011 para Givenchy, preñado de rumores sobre sus posibilidades para suceder a John Galliano en Dior. En todo caso, las panteras que el diseñador italiano, de 35 años, soltó a la pasarela espantaban con su fiereza a cualquier otra criatura. El oscuro romanticismo que caracteriza a Tisci se tradujo en una perversa revisión del tópico de la pin-up, encarnada por Bettie Page. La guía espiritual de una colección fecunda en referencias sexuales aparecía estampada sobre un lecho de flores hawaianas.

Tiburones, miserias, peleas y puñaladas se han adueñado de la cita francesa
Tisci tradujo su oscuro romanticismo en perversa revisión de la 'pin-up'

La vocación fetichista condicionaba la elección de materiales como el vinilo o la organza con nylon. Las panteras se apoderaban de faldas y camisas y el instinto animal dejaba su huella en exageradas gorras decoradas con orejas felinas. Un recurso parecido al que Tisci utilizó en enero cuando los perros se adueñaron de su colección masculina. Aunque parezca mentira -y más allá de ocurrencias zoológicas, estampados maximalistas y sobrefaldas-, la propuesta tenía un lado pragmático y realista. Después de todo, chaquetas bomber y sudaderas son prendas más propias de un armario universitario que de las páginas de una revista.

El mismo sentido deportivo presidió la cuarta colección de Phoebe Philo para Céline. La británica es la principal responsable de que la moda haya vuelto a ocuparse de las necesidades cotidianas de sus consumidoras. En esta ocasión, inspirada por los coches y la velocidad, fue más experimental y moldeó abrigos esculturales que se alejan del cuerpo. Aun así, el énfasis estaba en piezas que pueden viajar de la pasarela a la calle sin muchos peajes. Territorio realista en el que se encuentra con Stella McCartney, que ayer entregó uno de sus trabajos más versátiles y energéticos.

Alternando lo cuerdo -mocasines, cómodos jerseys- con lo caprichoso -dorado, lunares y transparencias-, McCartney consiguió reflejar la complejidad del deseo femenino. En la vida, casi nadie es unidireccional en sus apetencias. Por eso, ella concilió holgadas piezas de sastrería masculina con ajustadísimos vestidos, realizados con técnicas de submarinismo. Para que esos vaivenes tengan coherencia hace falta hilvanarlos con un punto de vista. A los 39 años, McCartney ha madurado suficientemente el suyo como para que esos equilibrismos se conviertan en un zarpazo único. Es el rugido más poderoso que puede emitir un diseñador en estos días tan psicóticos.

Modelos de Stella McCartney (izquierda) y Givenchy.
Modelos de Stella McCartney (izquierda) y Givenchy.REUTERS / AP

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_