Salarios y modelo económico

Al leer las páginas de economía del periódico, recuerdo una comida en casa del director de una empresa sueca de más de 600 empleados, que nos decía que la relación entre su sueldo, que era el más alto, y el sueldo más bajo de su compañía era aproximadamente de dos veces y media. Nos decía que le parecía justo y nosotros le comentábamos que en España la horquilla era un poco mayor. Era el verano de 1974 y es evidente que las cosas han cambiado mucho desde entonces.

A mi juicio, las políticas neoliberales de los años ochenta, propiciadas por Reagan y Thatcher, han llevado al mundo por un camino desastroso. El resultado está a la vista: la brecha entre los países ricos y pobres no hace sino ensancharse y dentro de los países ricos las diferencias entre los directivos y sus empleados son cada vez mayores. No hay nada más que comparar las cifras que vemos en el periódico con el salario mínimo de los afortunados que tienen trabajo.

Es necesario salir de ese camino y encontrar otros, que los hay, que conduzcan a una sociedad más justa, pues en el mundo hay suficientes recursos para toda la humanidad pero no hay bastante para la avaricia de unos pocos, como decía Gandhi. O aprovechamos esta crisis para cambiar de modelo económico y social o, tarde o temprano, estaremos en un callejón sin salida.