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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Moacyr Scliar, el autor que hurgaba en la realidad

La literatura del escritor brasileño solía adentrarse en el sufrimiento humano

Juan Arias

Considerado por el escritor Fernando Verissimo como uno de "los mayores novelistas brasileños", Moacyr Scliar, de padres judíos emigrantes de Rusia, con más de 70 obras publicadas traducidas en todo el mundo, falleció el pasado 28 de febrero, a los 73 años, tras 45 días ingresado por un fallo multiorgánico.

Nacido en Porto Alegre, el 23 de marzo de 1937, su vocación de médico y la voluntad literaria de sumergirse en los dolores del cuerpo humano lo hizo siempre muy sensible al sufrimiento. Su vida estuvo marcada por la emigración de su familia. Su padre tuvo que abandonar la Bessarabia (Rusia) natal y embarcar rumbo a Rio Grande do Sur (Brasil), adonde llegó hambriento como un esqueleto. Ya en tierra brasileña, le dieron un plátano y él, que no sabía lo que era ni cómo pelarlo, se comió la cáscara creyendo que era la carne. Esa anécdota dio pie a que Scliar siempre definiese a un emigrante como "alguien que se come la cáscara de un plátano".

El novelista publicó más de 70 obras, traducidas en todo el mundo

El autor de Max y los gatos fue calificado como el El cirujano de la fantasía, ya que era capaz de hurgar, literariamente, en las peores partes del ser humano. Se caracterizaba más por ser observador que inventor de la realidad.

Amante siempre de la parábola, la usó no solo en su obra literaria, sino como tabla de salvación en los años difíciles de la dictadura militar brasileña (1964-1985), en los que consiguió publicar libros sobre temas que eran incómodos ayer y hoy, como la violencia y la mentira, que fundió en la novela Mes de perros malditos y el libro de cuentos La balada del falso Mesías.

Tres monumentos literarios fueron los fundamentos de su literatura: las parábolas de Franz Kafka, con quien, como judío, compartía su condición de desplazado en la vida; la escritura de Julio Cortázar y la lectura laica de la Biblia, sobre todo del Nuevo Testamento, con el que se identificaba, a pesar de su condición de judío, por la fascinación que en su mundo literario proyectaban las parábolas del también judío y profeta Jesús de Nazaret.

Siempre, en su literatura, Scliar fue al encuentro de los temas humanos más desencarnados y difíciles, como la culpa, la melancolía y el mal, "que recorrían su literatura de punta a punta", según constató el crítico literario José Castello. Miembro de la Academia Brasileña de las Letras, y tres veces vencedor del Premio Jabitti, el mayor galardón literario de Brasil, nunca fue un hombre religioso, aunque fue casi obsesiva la búsqueda de los grandes temas que agitan todas las religiones, como el pecado, el sentido de culpa, la muerte y el sexo. Tentó, en vano, en su paso por un colegio religioso, convertirse al catolicismo. "Los grandes temas espirituales se transformaban en él en materia humana, ya que en él la carne siempre venció al espíritu", dijo también de él Castello.

Una de sus mejores amigos, el escritor Verissimo, lo consideraba una "persona enormemente generosa y solidaria". Para él, Scliar no ha muerto; sus obras permanecen vivas "recorriendo las librerías de medio mundo".

El escritor brasileño Moacyr Scliar.
El escritor brasileño Moacyr Scliar.PATRICIA SANTOS (AFP)

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