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La nueva taxidermia

Narrativa. Es una onza de chocolate olvidada en el bolsillo de un abrigo escolar la que deja rescoldos del pasado que se instalan en el presente. Esa onza recoge el gesto de antaño: morder, saborear y reservar un trozo, sin saberlo, para que tiempo después reaparezca como un talismán. Más tarde la pregunta: "...quién vuelve a quién, ¿nosotros al recuerdo o el recuerdo a nosotros?". Esto en 'Qué inmortal he sido', la primera de las dos novelas cortas de La nueva taxidermia, de Mercedes Cebrián (Madrid, 1971). En la segunda nouvelle, 'Voz de dar malas noticias', Belinda necesita de intermediarios para comunicarse, su voz no quiere público, de manera que construye unos muñecos a la manera del ventrílocuo, pero sin diálogo con su manipulador. De tal manera que las marionetas hablan desde una identidad propia. Un apagón de voz ligado a voces impostadas. El libro de Cebrián contiene dos historias obsesivas, desconcertantes y surrealistas que se siguen con facilidad por su verbo fácil y un vocabulario actualizado de memoria cotidiana, pero hay que ahuyentar los presagios de que se trate de asuntos livianos, pues aunque hay resistencia a alojarse en las excéntricas maneras de recordar o de comunicarse, la autora vincula de manera precisa lo accesorio y lo fundamental en un complot bien vertebrado de fondo y forma. Las historias tienen una sorprendente y ambiciosa seña de identidad de la cual se desprende la sensación de que quien lee transita caminos de desencanto inquietantes.

La nueva taxidermia

Mercedes Cebrián

Mondadori. Barcelona 2011

145 páginas. 15,90 euros

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