Pepín Martín Vázquez, un torero puro

Cuando se quería explicar el toreo al natural en las escuelas de tauromaquia, se recurría a la interpretación ejemplar de los lances que Pepín Martín Vázquez exhibió al protagonizar la película Currito de la Cruz (1948). El torero, fallecido el pasado domingo, se llamaba en realidad José Martín Vázquez Bazán. Nacido en Sevilla el 23 de julio de 1927, debutó de luces en la localidad murciana de Cehegín en 1943. Hizo el primer paseíllo con picadores el 27 de febrero de 1944. Ese mismo año y en la misma plaza tomó la alternativa con el toro Partidario.

Su fulgurante carrera y la estela de matador clásico le hizo confirmarla pronto en Las Ventas, el 29 de abril de 1945, donde tuvo a Pepe Bienvenida como padrino. Fue triunfador de la primera Feria de San Isidro, la de 1947. Los revisteros de la época destacaron su naturalidad en la cara del toro, facilidad para la ejecución de las suertes, toreo a pies juntos y gusto en las formas.

Solo hizo seis paseíllos en la plaza de Madrid y su carrera fue corta debido a las numerosas y graves cornadas que sufrió. La más grave tuvo lugar en Valdepeñas, el 8 de agosto de 1947, pocos días antes de la muerte de Manolete. Fue precisamente este torero el que le hizo el quite mientras el toro se ensañaba con él. Tardó casi un año en volver a torear. En 1951 tampoco lo hizo. Y el 22 de febrero de 1953 se retiraba en Caracas (Venezuela).

Su nombre apareció en los medios como reivindicación del toreo más puro en marzo de 2009. Tras concedérsele la Medalla al Mérito de las Bellas Artes a Francisco Rivera Ordóñez, José Tomás y Paco Camino, como protesta, devolvieron las suyas. Este último añadió que era una vergüenza que no se reconociera a Pepín Martín Vázquez "un torero fuera de lo normal, un torero de Sevilla, extraordinario y que no se ha prestado a tantas lucideces sevillanas". El fino estilista dijo adiós a la vida sin recibir el galardón por parte del Ministerio de Cultura.