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Las víctimas piden que declare el exjefe de Guantánamo

La Audiencia respalda la investigación al aceptar la querella de un preso

Lo reconoció el Pentágono. En la prisión de Guantánamo se usaron métodos de interrogatorio rayanos con la tortura. Se recurrió al "excesivo frío, calor o ruido para incomodar a los presos". "Se alteró su horario nocturno" y, en algunos casos, se utilizaron perros para aterrorizarlos. Jamil Abdulatif El Banna y Omar Deghayes, dos de las víctimas de esos presuntos malos tratos, cuyos casos se investigan en la Audiencia Nacional,han pedido al juez Pablo Ruz que tome declaración como imputado al presunto responsable de la aplicación de esas técnicas, el general Geoffrey Miller, primer mando del centro de reclusión de la base estadounidense en Cuba. Tras dejar esa responsabilidad en 2003, colaboró en la prisión iraquí de Abu Ghraib.

El general Miller colaboró en Abu Grahib tras dejar la base en Cuba

La petición está aún pendiente del informe del fiscal y, con este sobre su mesa, será el juez el que decida si es pertinente o no. El caso, iniciado por Baltasar Garzón, investiga un posible plan autorizado y sistemático de tortura cometidos por los responsables de la base contra el ceutí Hamed Abderramán Ahmed, Hamido, el palestino El Banna, Deghayes (Libia) y el marroquí Lahcen Ikasrien.

En su primera aproximación, los magistrados de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional acordaron durante su deliberación del viernes rechazar el recurso del fiscal contra la admisión de la querella de Ikasrien. La fiscalía pedía que se archivara alegando la reforma de la jurisdicción universal que obliga a que la víctima tenga nacionalidad española o presente "algún vínculo de conexión relevante con España". Por escasa mayoría, la Sala decidió que Ikasrien tenía suficiente arraigo en España y ordenó seguir la investigación.

La decisión supone un claro respaldo a la investigación. El fiscal, que se opone a ella, había puesto como condición para la admisión de la querella de Ikasrrien que la planteara previamente en EE UU, al considerar ese país "preferente" por la nacionalidad de sus presuntos autores. El caso Guantánamo, junto al de los vuelos de la CIA y la muerte del cámara José Couso, se encuentra entre los que más preocuparon a la Administración de George W. Bush, según los cables diplomático de la Embajada de EE UU en España revelados por Wikileaks y publicados por EL PAÍS.

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