El último Álvarez de Alemania
Marcos, sobrino del extécnico del Sevilla, es internacional germano en las categorías inferiores y ha debutado en el filial del Bayern
La culpa, en realidad, es de la fábrica de cilindros de cuarzo que la empresa Heraeus tiene en la localidad alemana de Hanau. Como le ocurrió a tantos y tantos andaluces, la familia Álvarez tomó el camino de la emigración en 1971 para intentar mejorar sus condiciones de vida. Rafael, el patriarca, tuvo siete hijos, cinco de ellos varones. Tres le salieron futbolistas. Uno de ellos, Antonio, fue un defensa histórico en el Sevilla después de regresar de tierras alemanas. En el club andaluz jugó de 1975 hasta 1988. Y fue entrenador del primer equipo esta misma campaña y en la pasada logró el título de la Copa del Rey.
Otro de los hermanos, Juan, delantero, también jugó en el Sevilla, donde llegó en 1983 y permaneció en la primera plantilla hasta 1986. Juan pasó por el Sevilla con más pena que gloria. Los dos, Antonio y Juan, jugaron en equipos alemanes antes de regresar a España. Sí se quedó en Alemania Julio, que llegó a jugar en Segunda División, en el FSV, de Fráncfort.
"Ojalá pueda tener la posibilidad de jugar con España", explica el delantero
"Quiero convencer a Van Gaal. ¡Qué bien sonaría un ataque Mario Gómez-Álvarez!"
En 1991, Julio tuvo un hijo, Marcos, quien se empeñó en seguir los pasos de sus tíos y de su padre. Y que lo consiguió. El sábado de la semana pasada debutó con el filial del Bayern Múnich, al que ha llegado en este mercado invernal procedente del Eintracht de Fráncfort. Con tan solo 19 años, Marcos Álvarez ya ha debutado en la Bundesliga, la temporada pasada en un encuentro ante el Colonia con el Eintracht, y ha sido internacional en todas las categorías inferiores de Alemania: desde la sub 15 hasta la sub 20. Y está en la agenda para la sub 21. "El niño es muy bueno, y no es pasión de tío. Es un delantero rápido y goleador. Ha debutado en la Bundesliga con 18 años, la edad con la que yo me vine a España", afirma Antonio Álvarez, quien pasó desde los 13 a los 18 en Alemania, hasta que se marchó para fichar por el Sevilla.
Su hermano Julio, padre de Marcos y su agente, aclara que unos problemas con el entrenador del Eintracht han propiciado su salida. "La verdad es que cuando nos llegó la oferta del Bayern ni lo pensamos. No debutó hasta el pasado fin de semana por unas molestias musculares, pero espero que pueda llamar la atención de Louis Van Gaal para el primer equipo. No será fácil, pero ahí está nuestro reto", indica Julio. Marcos ha firmado hasta final de temporada con la opción de prolongar su contrato dos temporadas más. Si no debuta con el primer equipo puede romper su relación con el Bayern para firmar por otro equipo de la Bundesliga -el conjunto de Van Gaal cayó ayer ante el Borussia Dortmund, 1-3, y tiene media Liga en el bolsillo: 13 puntos de ventaja, con un partido más, sobre el Leverkusen-.
Ahora Marcos tiene unos meses por delante para mejorar la situación del filial del Bayern, colista en la Tercera División alemana (la Segunda B de España) y llamar a la puerta del primer equipo. En Múnich, el delantero Miroslav Klose es el que le está ayudando en sus primeras semanas en la capital de Baviera. Comparten representante y el internacional germano le marca las claves para desenvolverse en un club de la categoría del Bayern.
Con un inconfundible acento andaluz, Marcos sueña con formar una delantera hispana en compañía de Mario Gómez. "¿Por qué no? Voy a trabajar para convencer a Van Gaal, un entrenador que ya demostró en su etapa en el Ajax o en el Barcelona que confía en la gente joven. Ahí están los casos de Puyol o de Xavi", señala Marcos. El delantero, que tiene la doble nacionalidad, no se despega de sus raíces andaluzas, que han calado hondo en su lenguaje y en su forma de ser. "Cada verano me voy a Andalucía de vacaciones. Allí están mi abuela, mis tíos, mis primos... No puedo olvidar mis raíces. Ojalá mi progresión sea tan buena para verme en la tesitura de tener la posibilidad de jugar con España. Ahora no es fácil. Son de otra galaxia. Lo demostraron en el Mundial", destaca Marcos, quien sigue la Liga española y tiene en Messi y Cristiano Ronaldo a sus jugadores preferidos. "Ahora lo que quiero es jugar en el Bayern y tener la posibilidad de subir al primer equipo. Es un grande. ¡Qué bien sonaría una delantera Gómez-Álvarez! Nos complementamos, porque él es fuerte y va bien por arriba. Yo soy más rápido, pequeño y con técnica", cuenta Marcos.
"Sería también muy bonito para mí jugar en el Sevilla, claro, donde lo hicieron mis tíos y donde ha sido entrenador mi tío Antonio", indica Marcos, al que siguen los técnicos de la entidad andaluza. En la misma se destaca su importante proyección, aunque lamentan que no hubiera dado esta temporada el salto al primer equipo del Eintracht. "No quiero pensar mucho en eso, pero había muchos delanteros de calidad y no acababa de contar con la confianza del entrenador", aclara.
En el Eintracht, el entrenador, Michael Skibbe, no confió demasiado en él. En el Bayern, este producto de la emigración andaluza, natural de Gelnhausen, pero de corazón sevillano, trabaja para triunfar en el campeón alemán y mantener viva una estirpe de futbolistas, los Álvarez, forjada en tiempos difíciles y en dos países a los que separaba un mundo en los setenta, España y Alemania.
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