Que todo vaya bien
Por propia experiencia sé lo que es tener una enfermedad de cierta consideración y no puedo por menos que desear a la presidenta de mi Comunidad su pronta y total curación. Tengo, además, que felicitarla por el coraje que ha demostrado, por el ejemplo que ha dado y por acudir a la sanidad pública para operarse y ser tratada. Deseo también que, además de no tener que esperar meses para ser atendida, su estancia en el hospital no sea en una habitación de tres camas, que se llena de personas a las horas de visita y fuera de ellas, y que en dicho hospital reine el silencio que corresponde a tal sitio y no parezca un mercado persa; que goce de la intimidad y privacidad que ella y todos merecemos, y que reciba el excelente trato -eso lo tenemos asegurado todos los que acudimos a un hospital madrileño- que los profesionales de la medicina dispensan habitualmente. A estos profesionales quiero rendir homenaje y agradecimiento, ya que sin ellos sería imposible el buen funcionamiento de nuestros hospitales.
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