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LIGA DE CAMPEONES | Ida de los octavos de final

Anelka da la bienvenida a Torres

El Chelsea gana en Copenhague con dos goles del francés y el español se muestra creativo

Desatado Anelka, Torres encontró en Copenhague, donde el Chelsea se impuso por 0-2, el camino despejado para desplegar su potencia en la carrera, los amagos y los tiros cruzados. Se quedó a un palmo de marcar en un puñado de ocasiones, pero se entendió con Anelka y participó intensamente en los ataques de los blues. Después de mucho tiempo de más pena que gloria, estuvo fluido en casi todas sus acciones: solo la suerte le dio la espalda. El Chelsea tocó más de lo habitual y ensayó un contragolpe afilado aprovechando la velocidad de Torres y Anelka. Sacrificado en el banquillo Drogba, cuajó la apuesta atacante de Ancelotti. El marfileño entró por Anelka en el último tramo y lo primero que hizo fue convertirse en asistente de Torres: tras su pase en profundidad, El Niño remató algo suave. Era su sino en la noche danesa: crear mucho sin definir nada.

A partir de una alineación más racional, con un 4-4-2, el Chelsea se liberó y Torres empezó a sentirse a gusto en su nuevo equipo después de dos intentos fallidos. Arrancó con dos meritorios pases para entrar en la contienda. Después desbordó a un defensa dentro del área y su tiro se estrelló en la pierna de Wiland. Estaba enchufado Torres e incluso recibió una tarjeta amarilla cuando bajó a cortar una contra y dio una patada a Bolaños. Dio la impresión de combinar bien con Anelka, que estuvo espléndido. El francés rompió al Copenhague con un gol muy típico suyo: un latigazo cruzado desde la parte derecha de la frontal del área (m. 17).

Puesto que ni siquiera había disparado a puerta en toda la primera parte, el Copenhague cambió a su delantero Santin por Vingaard, que remató en el inicio de la reanudación. Pero Lampard apagó las ínfulas danesas con un pase maravilloso, tras una media vuelta, que Anelka resolvió con otro disparo en diagonal desde una posición parecida a la del primer gol (m. 53).

Se picó Torres y, tras un par de espléndidos amagos, su disparo volvió a toparse con un paradón de Wiland. Las piernas y los brazos del portero y de los zagueros impidieron que firmara su primera gran noche como blue. Pero Ancelotti puede estar contento. Al tercer intento, le ha encontrado acomodo. Cuatro centrocampistas por detrás, sobresaliendo Essien, como siempre, en la recuperación, y, cómo no, la visión de juego de Lampard, que llega cada vez más en pequeñas dosis, y a su vera Anelka, como el acompañante perfecto para que el Chelsea vuelva a sentirse poderoso.

Anelka y Torres festejan uno de los tantos.
Anelka y Torres festejan uno de los tantos.AFP

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