Un retiro no tan dorado

Llegaron como turistas. Pero se afincaron en el lugar y ahora son residentes y consumidores habituales de los servicios básicos, aunque en algunos casos todavía no ejercen como ciudadanos de pleno derecho. Son los extranjeros que recalaron en las urbanizaciones del litoral alicantino hace décadas y compraron su chalé o apartamento para pasar unos meses, aunque al final optaron por residir casi todo el año. Estos enclaves son en la actualidad ciudades satélite.

El turismo residencial extranjero es el más importante de la provincia de Alicante, convertida en "la California europea", según el sociólogo Alejandro Mantecón, uno de los coordinadores del congreso internacional de turismo residencial que ayer se celebró en la Universidad de Alicante. A la cita acudieron residentes foráneos afincados en Rojales, San Fulgencio, San Miguel y Orihuela costa. "Se asentaron encantados con el clima y la tranquilidad, pero ahora tienen problemas", admite el profesor Tomás Mazón, que cita las dificultades por el idioma, el urbanismo salvaje, la legislación o los tributos españoles, que son diferentes a los de sus países de origen, o la falta de algunos servicios. "Viven en urbanizaciones alejadas del centro que no tienen recogida diaria de basura, les falta vigilancia policial y carecen de otros servicios", admite Mazón.

Los foráneos se quejan de la falta de servicios para sus chalés

Los políticos exigen que se censen y sean participativos

Los políticos de los municipios de acogida también se quejan, en su caso de la falta de implicación de estos residentes, que muestran ciertos recelos a la hora de empadronarse y de integrarse. "No se censan, no pagan impuestos y por consiguiente tienen menos ingresos", admite Mazón, que recalca que Alicante es la primera provincia española en número de residentes extranjeros, seguida por Málaga. En algunas poblaciones son más los residentes que vienen de fuera que los autóctonos, y eso se nota en el día a día, en hábitos y costumbres. "Intentamos ser prácticos, reunir a las dos partes para que dialoguen y que se conozcan", explica Mazón.

En los últimos 20 años se han construido decenas de urbanizaciones exclusivas para ellos; allí tienen supermercados con sus cervezas, sus bares, prensa en su idioma y comercios donde se sienten como en casa. La mayoría tiene más de 50 años, vive en pareja, está a punto de jubilarse, busca relacionarse con los suyos y muchos padecen problemas de salud.

El turismo sanitario también estuvo presente en el congreso, ya que la Unión Europea, por iniciativa del Gobierno, fija ahora que los gastos sanitarios los sufragarán a medias el país emisor y el receptor del paciente. Mantecón sostiene que muchos residentes extranjeros muestran apatía, aunque empiezan a unirse en colectivos o partidos. Pero lo hace una minoría.