El imperio de Ruiz-Mateos se desmorona de nuevo tras atrapar a miles de inversores
Las principales empresas de Nueva Rumasa intentan renegociar su deuda para evitar el concurso de acreedores - Clesa, Dhul, Hotasa y el Rayo, entre las afectadas
"Si no devolvemos hasta el último euro a nuestros inversores, a las personas que en un gesto de bondad y de confianza nos han depositado sus ahorros, me pegaría un tiro en la cabeza, si es que la fe que profeso me lo permitiera". Así de rotundo y expreso ha sido José María Ruiz-Mateos en la rueda de prensa que dio ayer, tras anunciar que las 10 principales firmas del grupo Nueva Rumasa se acogían a la situación preconcursal, paso previo al concurso de acreedores. Con esta amenaza de suicido, más retórica que real ya que es conocida la fe católica y mariana que profesa el empresario jerezano y que le impide ese acto, intentaba tranquilizar a los 5.000 inversores que, según el grupo, han comprado pagarés o acciones de empresas de Nueva Rumasa pese a las reiteradas advertencias de la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
La familia culpa a una "campaña bestial" de los medios y los bancos
El empresario dijo que las noticias sobre sus impagos eran "calumnias"
El grupo dice que "más de 5.000 inversores" les confiaron su dinero
Ruiz-Mateos: "Si no pago, me daría un tiro si mi fe me lo permitiera"
La decisión de acogerse a la Ley Concursal, aunque no tiene por qué desembocar en una quiebra, trae a la memoria la expropiación de Rumasa hace 28 años por el primer Gobierno del PSOE, que aún colea en los tribunales, donde la familia Ruiz-Mateos exige 18.000 millones por lo que siempre ha considerado como un "expolio", pese a que ha ido perdiendo un pleito tras otro. "Es doloroso recordar que hace 28 años sufrimos aquello y ahora suframos esta nueva persecución", se quejaba con amargura Ruiz-Mateos.
El patriarca de Rumasa y de la Nueva Rumasa actual, en compañía de sus seis hijos varones y sin ninguna de sus siete hijas, señaló, emocionado aunque tranquilo, que se "pagará tanto el capital como los intereses" a todos los que han suscrito pagarés y participaciones de empresa, a un alto interés (hasta el 10%). Nadie sabe cuántos ahorradores ni la cantidad invertida. La familia se negó por tres veces a dar ese dato en la comparecencia aunque en su página web Nueva Rumasa dice que son "más de 5.000 inversores". Según publicó Cinco Días, la familia ha captado unos 140 millones.
Nueva Rumasa presentó ayer en distintos juzgados la petición de acogerse al artículo 5.3 de la Ley Concursal para sus 10 principales firmas: Clesa, Grupo Garvey, Grupo Hotasa, Dhul, Elgorriaga, Hibramer, Trapa, Carcesa, Quesería Menorquina y el Rayo Vallecano. Este artículo les concede un plazo de tres meses para negociar con sus acreedores. Se trata pues de una situación preconcursal, un paso que evita que los acreedores insten en ese plazo el concurso de acreedores (antigua suspensión de pagos), aunque se llegará a esa situación si no hay un acuerdo.
"No vamos a ir a concurso de acreedores; eso es precisamente lo que tratamos de evitar. Esta simplemente es una medida con las que queremos proteger los intereses de nuestros proveedores, clientes, trabajadores e inversores", explicó el consejero delegado de Nueva Rumasa, José María Ruiz-Mateos Rivero.
El segundo hijo mayor de la familia atribuyó la adopción de esta medida a una "campaña bestial e indiscriminada" realizada por determinados grupos de comunicación y a la falta de comprensión de determinados bancos acreedores. "Ha sido deleznable", le corrigió mucho más expresamente su padre, que se refirió aunque sin nombrarlo al Banco Santander, el mayor acreedor, que le habría solicitado "de golpe" la mitad de la deuda. En realidad, las empresas del grupo estaban en situación de impago de deudas vencidas
Según sus responsables no hay ninguna razón para esta actitud de "alarma", puesto que el grupo asegura tener una valoración patrimonial de 5.900 millones, y una deuda bancaria de solo 700 millones, con una facturación de 1.400 millones. No obstante, esa cifra se basa en valoraciones de las que se han desmarcado hasta sus propios autores, pues partían de premisas irreales.
Clesa y Dhul son las sociedades más endeudadas, según las últimas cuentas depositadas en el Registro Mercantil, de 2009, citadas por Efe. Clesa debía ceca de 300 millones a banca, proveedores y organismos públicos al cierre de ese año y Dhul 134,8 millones. El Rayo Vallecano acumulaba una deuda de 21,72 millones.
El consejero delegado aseguró además que están en "conversaciones avanzadas" con un grupo inversor [extranjero] para que tome una participación de Nueva Rumasa, con una inyección de fondos de hasta 500 millones.
Los fantasmas de la que fue la mayor expropiación de la historia financiera española vuelven a rondar las estancias de la saga Ruiz-Mateos. Pero ambas crisis no tienen comparación posible. Entonces se trataba del mayor grupo español con 60.000 empleados y un agujero que, a valor actual, sería de más de 4.000 millones de euros, mientras que ahora es un conglomerado de empresas que facturó en 2010 en torno a los 1.500 millones, con unos 10.000 trabajadores, a los que la compañía promete seguir pagando el salario, pese a reconocer retrasos.
La intervención del Gobierno ha sido en este caso irrelevante. Tan solo el apremio de la Seguridad Social para que regularizara su deuda, con el ordenamiento de embargos preventivos tras múltiples aplazamientos, han desatado las críticas moderadas en tono y forma del empresario. "No es normal que por unas deudas mínimas en comparación con todo lo que hay, se vaya a la televisión a contarlo", aseguró Ruiz-Mateos.
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