Pagar religiosamente
En la Conferencia Episcopal Española los obispos ya pueden respirar tranquilos.
La crisis apenas ha mermado la voluminosa transferencia bancaria que le cursa Hacienda cada año. El montante correspondiente al ejercicio de 2009 se ha elevado a 249,4 millones de euros, apenas 3 millones menos que el año precedente. De nuevo, los obispos españoles han constatado lo bien que negociaron con el Gobierno de Zapatero el nuevo sistema de subvención. A cambio de anular la exención del IVA (lo que Bruselas exigía), el Ejecutivo pactó en 2006 elevar hasta el 0,7% la aportación que los contribuyentes católicos podían destinar a la Iglesia católica a través del IRPF (antes era el 0,5% más una cantidad suplementaria).
Fue un acuerdo ventajoso para los obispos, que han visto cómo cada año han elevado un poco más su asignación gracias al acuerdo suscrito por el Gobierno al que más han criticado nunca desde que Franco ganó la guerra. Pero así son las piruetas del destino.
Todos los temores que un Gobierno socialista y laicista generaban en el clerose demostraron infundados. Ni el matrimonio homosexual ha dinamitado la sacrosanta institución familiar ni la nueva ley del aborto ha disparado el número de interrupciones voluntarias del embarazo. Tampoco los impíos de La Moncloa cerraron el grifo de la financiación como era previsible de seguir el principio constitucional de un Estado no confesional como el español. Lejos de ello, la televisión pública mantuvo la misa dominical y el erario público siguió pagando religiosamente a los obispos los 6.000 millones anuales que suman el IRPF, pero también los sueldos de los monseñores, los de los capellanes castrenses o los profesores de religión, entre otros gastos.
Despejado también el riesgo de una Ley de Libertad Religiosa que recortara los privilegios de la Iglesia católica, quizá la zozobra regrese a las sotanas cuando la era Zapatero toque a su fin. Puede que Rajoy
y los suyos, libres de anticlericales complejos, no se muestren tan desprendidos. Además, tanta boda civil (en 2009 ya hubo más uniones civiles que católicas) y tan poca gente en misa no auguran nada bueno.
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