Esos falsos independientes
¿Nos lo dicen o nos lo cuentan? Los bancos centrales deben ser independientes, según el modelo alemán ya implantado urbi et orbi. Bien decía Delors que "no todos los alemanes creen en Dios, pero todos creen en la Bundesbank". Por igual patrón, el Banco Central Europeo (BCE) "será independiente en el ejercicio de sus competencias" (artículo 282 del TFUE).
Primer acto. El presidente del Buba, el halcón Axel Weber, dimitió el viernes de su cargo... tras reunirse con la canciller. Merkel le fulminó porque Weber no quería suceder a Jean-Claude Trichet al frente del BCE, el designio de Angela para aparentar más dureza ante sus electores.
La prensa más proclive a la independencia (teórica), lamentó el fracaso de poner en el BCE a un dependiente de la canciller. "Caos", retrató el Die Welt; "farsa", lamentó el Frankfurter; esto es "un campo de ruinas", lloró el Handelsblatt.
Merkel pone a su asesor personal en el 'Buba', degradando el prestigio de los bancos centrales
Segundo acto. El Gobierno alemán nombró ayer como sucesor de Weber al asesor económico personal de Merkel, Jens Weidmann, un economista, eso sí, respetado. ¿Independencia? Hasta hoy menudeaban los gobernadores de bancos centrales, en Alemania, España o Francia, con un pasado de directores generales del Tesoro o de secretarios de Estado de Economía. Tiene su lógica, deben saber qué llevan entre manos, ostentar capacidad técnica aunque hayan hecho política: en cargos más bien técnicos. Esto de ayer es diferente. Esto es poner de presidente de tu banco central a tu mayordomo. ¿Independencia?
Trichet gustará o no, pero ha hecho gala de criterio propio. Cuando en 2004 Chirac, Schröder y Berlusconi exigían que bajase los tipos de interés, no les hizo caso. El pasado otoño se enfrentó a Sarkozy, criticando que la banca privada copague bancarrotas de un Estado.
Los falsos independientes propagan, obcecados, que el BCE y su política monetaria solo deben atajar la inflación. No es así. Por ley también deben "apoyo a la política económica general de la Unión" (Art. 119 TFUE), "tendente al pleno empleo y al progreso social" (Art. 2 TUE).
Los falsos independientes suelen ser también falsos liberales. Para ellos, el liberalismo bien entendido empieza no por uno mismo, sino por el vecino. Creen en aquella momia del consenso de Washington y en el despido casi obligatorio.
Pero no en casa. El BCE ha sustituido las tareas clave de los bancos centrales, salvo la de supervisión de la banca privada. Y lo hace con solo 1.563 empleados (2.009). El Banco de Francia tiene 12.746; el Bundesbank, 9.822; el Banco de Italia, 7.523; el de España, 2.745: ¿para qué? Despidan más, hombre, despidan más.
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