Los nuevos pijos revientan el parqué
Las empresas de artículos de lujo se disparan en Bolsa por la demanda emergente
Hacer dinero gracias a aquellos que tienen mucho dinero. Invertir en compañías de bienes de lujo consiste en eso. Es difícil permitirse un bolso de 2.000 euros o un reloj de 100.000 euros. Es más fácil apostar por que habrá cada vez más gente con un poder adquisitivo suficiente para permitirse semejantes caprichos. No es lo mismo, pero consuela, y mucho, a juzgar por las rentabilidades de los últimos tiempos. Mientras el índice Euro Stoxx 50 sube solo un 50,5% en 12 meses, el índice DB World Luxury se dispara un 12,6%.
La crisis no afecta a todos por igual, más bien ha ampliado las desigualdades en el reparto de la riqueza. Las clases más adineradas de las sociedades occidentales no se ven afectadas en la misma medida que el resto por el paro, la subida de impuestos o los ajustes del gasto público. Esta vieja ley del capitalismo esconde una novedad: el despegue económico de los países emergentes genera un nutrido grupo de nuevos ricos ávidos de marcas francesas, suizas o italianas. Es un cóctel que explica algunas cifras: el precio de los diamantes sube un 15,6% en el último año; las ventas de LVMH superaron por primera vez en 2010 los 20.000 millones; BMW, Audi y Mercedes han vivido el mejor enero de su historia; la previsión de la industria relojera suiza es que en 2011 se exporten piezas por la cifra récord de 16.500 millones...
Los movimientos corporativos avivan las cotizaciones del sector
Las acciones ofrecen valoraciones exigentes y conviene ser selectivo
El gran maná para las firmas de lujo es China. El grupo de inversión CLSA Asia Pacific, con sede en Hong Kong, ha publicado un extenso informe (140 páginas) cuya conclusión es que el 44% del mercado mundial de bienes de lujo y viajes en 2020 estará en manos de los consumidores chinos frente al 15% actual, lo que supondrá un gasto anual de 74.000 millones de euros. Este impresionante crecimiento se debe, según CLSA, a factores demográficos (los chinos ricos son de media 15 años más jóvenes que los millonarios occidentales), pero también culturales. "El éxito, la salud y el reconocimientos sociales son altamente valorados en la cultura china y se demuestran a través de relojes, bolsos, coches y buenos vinos", explican.
Credit Suisse incluye al sector de bienes de lujo entre sus favoritos en el informe de estrategia para 2011. Eso sí, reconocen que este ejercicio será más "normal" para los resultados de estas compañías (prevén alzas de ventas medias del 9%) después del "excepcional" 2010. El banco suizo cree que el mercado estadounidense puede ser el nuevo catalizador de los productos de alta gama, "ya que la penetración de las empresas europeas allí aún es baja". Credit Suisse destaca de estas empresas su capacidad para fijar precios en un entorno inflacionista y su perfil menos expuesto al ciclo económico, "especialmente entre las grandes marcas".
El sector está en plena efervescencia corporativa, circunstancia que apoya el alza de las cotizaciones de las compañías. El principal campo de batalla está en París: a finales de 2010, el gigante LVMH desveló una participación en Hermès del 20% tras la ejecución de derivados (equity swaps) y compras de títulos en el mercado. La maniobra pilló por sorpresa a la familia Hermès, propietaria de la mayoría de las acciones del fabricante del mítico bolso Birkin. LVMH ya ha dicho que su inversión no es solo financiera. Junto a este pulso, el pasado año el grupo de moda Phillips-Van Heusen, dueño de Calvin Klein, compró Tommy Hilfiger al grupo de capital riesgo Apax Partners por 2.300 millones. Además, Ralph Lauren vendió el 25% de su compañía por 780 millones. Unos años antes, en 2007, el fondo de capital riesgo Permira se hizo con el control de Valentino por 500 millones.
A estos movimientos hay que añadir algunos estrenos en el parqué de grupos de bienes de alta gama. Prada, por ejemplo, ha iniciado los trámites para empezar a cotizar en los próximos meses. El estreno bursátil de la firma italiana está pensado que sea en Hong Kong, una muestra más de la fuerte demanda asiática por las marcas europeas.
"Las rentas altas en EE UU y Europa están dispuestas a gastar, a pesar del débil entorno económico. Por su parte, la demanda de los chinos por artículos de lujo no muestra signos de desaceleración", destacó Antoine Belge, analista de HSBC, en una nota a principios de año. A pesar del viento a favor para estas empresas, Belge reconoce que será difícil que en 2011 su comportamiento en Bolsa bata con tanta holgura al mercado como en 2010.
Los inversores podrían tener la tentación de ejecutar parte de las plusvalías acumuladas habida cuenta de que las empresas de productos de alta gama cotizan con una valoración sensiblemente superior a las de las empresas de consumo básico. Hermès, por ejemplo, cotiza con un PER (número de veces que el beneficio está contenido en el precio de la acción) de 40 veces, y Burberry, de 25 veces, según datos de Bloomberg, mientras que la ratio de Nestlé es de 16,3 veces, y la de Marks & Spencer, de 16,3 veces.
Aunque los expertos siguen mostrándose optimistas acerca del sector del lujo, la fuerte subida en Bolsa de la mayoría de estas empresas hace que aconsejen a sus inversores ser mucho más selectivos. Exane BNP, por ejemplo, ha elevado recientemente la recomendación de Burberry a sobreponderar (mismo rating que Richemont, Hugo Boss, PPR y LVMH), pero ha recortado el consejo de Luxottica a neutral y el de Swatch a infraponderar.
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