Pierde Europa
El teléfono inteligente, a punto de desbancar al ordenador como la principal herramienta para acceder a Internet, mantiene su imparable ascenso. Un escenario en el que ni Nokia ni Microsoft gozan del protagonismo labrado durante décadas en el sector del móvil y del software respectivamente, que convergen en el smartphone.
Hace 10 años nadie osaba toser a Microsoft y la innovación en los móviles llevaba sello de Nokia, cuyo Communicator era el teléfono más deseado. La alianza entre ambas es un matrimonio de conveniencia entre dos emperadores que no aceptan perder la corona tras la irrupción de Apple y Google. Cuando iPhone llegó al mercado en 2007, de cada 100 móviles vendidos en el mundo 38 eran Nokia y 63 smartphones llevaban su sistema operativo Symbian, por 12 que iban con Windows Mobile. El año pasado la compañía finlandesa redujo su cuota a 29 móviles de cada 100. Entre los teléfonos inteligentes, 37 eran Symbian y cuatro del sistema de Microsoft, reconvertido en Windows Phone 7.
Symbian nació en 1998 para ser el sistema de los futuros smartphones. Lo impulsaban Nokia, Motorola, Panasonic, Ericsson y Psion, entre otros, que lo incluían en sus aparatos para frenar a las agendas Palm y Windows. Las empresas fueron entrando y saliendo del consorcio hasta que Nokia se hizo con su control en 2008 para convertirlo en un sistema abierto, como el Android de Google. La estrategia tampoco funcionó porque el pasado noviembre era la UE quien acudía al rescate de Symbian, declarado Sistema Operativo Embebido para Europa, con 11 millones de euros para la fundación que lo desarrolla.
Si en el siglo XX EE UU conducía el avance informático, Japón la electrónica de consumo y Europa la telefonía móvil, en esta lucha por dominar el móvil del futuro quien pierde el tren de la innovación es Europa.
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