Sergio Rodríguez se reivindica
Un Madrid con altibajos sufre hasta el final para derrotar al Gran Canaria
Sergio Rodríguez es un jugador especial. Siempre lo ha sido y siempre lo será. Y eso siempre levanta sospechas. Alrededor de su juego y también de sus decisiones vitales. Inesperadamente decidió ir contracorriente y cruzar en charco al inicio de su formación. Cuatro años después ha vuelto intentando convencer que su paso por la NBA había sido satisfactorio. Costaba creerlo más allá de la experiencia personal, pues deportivamente había perdido buena parte de su encanto.
Aquel jugador fresco, intuitivo y travieso se había convertido en un jugador hasta atormentado. Su inicio de temporada confirmó esta impresión pero desde hace un par de semanas han aparecido brotes verdes que florecieron en el primer compromiso del Madrid en esta Copa, unos cuartos de final duros contra el Gran Canaria. En un segundo tiempo excelente en su comportamiento ofensivo, Sergio desplegó todo su arsenal de quiebros, entradas a canasta, manejo de las dos manos y hasta un tiro de distancia que ejecutó con gran confianza. Durante unos minutos, Sergio se pareció a aquel de hace cuatro años. Ya solo le falta sonreír. Le vendrá bien en esta etapa de recuperación que ha emprendido con su vuelta a España. De la mano de Sergio, arregló el Madrid un partido en el que le costó un mundo meterse. La Copa del Rey tiene sus tiempos y tampoco es cuestión de salir como un cohete, pero ni tanto ni tan calvo. A la puesta en escena del juego madridista le sobró apresuramiento y le faltó claridad de ideas para martillear desde el comienzo los alrededores de la canasta, zona donde cuentan con mejor arsenal que el equipo canario.
REAL MADRID 78 - GRAN CANARIA 72
Real Madrid: Prigioni (2), Llull (14), Suárez (12), Felipe Reyes (8) y Tomic (12) -quinteto inical-; Velickovic (0), Sergi Vidal (0), Mirotic (6), Sergio Rodríguez (17), Fischer (2) y Tucker (5).
Gran Canaria: Green (10), Carroll (30), Beirán (5), Wallace (9) y Rey (8) -quinteto inicial-; Bellas (0), Bramos (1), Nelson (9) y Moran (0).
Árbitros: De la Maza, Pérez Pérez y Peruga. Sin exclusiones.
12.500 espectadores en el Palacio de los Deportes, de Madrid.
4º CUARTO
3º CUARTO
2º CUARTO
1º CUARTO
14-21
25-13
17-17
22-21
Fue más bien lo contrario, pues tres de los primeros cinco ataques terminaron con lanzamientos triples de Prigioni, los tres errados. Visto como estaba el patio, comenzó el clásico ir y venir de jugadores en busca de un quinteto que encajase bien todas las piezas. Empezó desfilando hacia el banquillo Felipe Reyes para dar entrada a Mirotic, uno de los focos de atención en esta Copa. No fue su mejor día, no porque no estuviese acertado, sino porque no tuvo la presencia de los últimos partidos. Aun así está claro que este chico tiene talento, desparpajo y la suficiente garra para pelear en este baloncesto de forzudos.
El partido transcurrió por caminos bastante tortuosos, la mejor noticia para el Gran Canaria, que conforma un equipo muy digno. Alrededor de la voracidad anotadora de Carroll, una máquina de hacer puntos, y la dirección de Green, se articulan una serie de jugadores, en su mayoría estadounidenses, con oficio suficiente para ofrecer resistencia a poco que el rival ande algo descosido. Ninguno parece capaz de comerse el mundo, pero entre todos y con la ayuda de Beirán, intenso chico para todo y que en un solo cuarto de partido es capaz de gesticular más que su padre en toda su carrera. Su pertinaz presencia en la Copa unida a su constante eliminación en los cuartos de final hace pensar que su techo se encuentra en dar guerra en el primer día de competición.
Con el Madrid jugando a rachas y el Gran Canaria supliendo con un encomiable esfuerzo sus desventajas, el partido transcurrió en el alambre, con el Madrid sufriendo para parar a Carroll, que dio un curso de recursos ofensivos y al que persiguieron Prigioni, Llull y Sergio, con efectividad decreciente. Hasta que Sergio Rodríguez decidió tomárselo como algo personal. Pidió la pelota y traspasó todo su sufrimiento defensivo con Carroll a la defensa canaria, incapaz de evitar los desperfectos que provocaba.
A falta de seis minutos el partido parecía encarrilado para el Madrid (66-54) aunque al final se lio un poco más de la cuenta hasta acabar con dos bases y medio en pista. Al conjunto de Messina le costó demasiado entrar en el encuentro y sufrió en los últimos instantes. Total, que el Madrid da el primer paso y después de la victoria, el ver esa versión de Sergio Rodríguez es la mejor noticia que se llevan al vestuario.
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