El paro juvenil
Es malo que el paro suba, pero es aún peor que el desempleo juvenil aumente. La tasa de paro de los jóvenes menores de 25 años está por encima del 42% y la de los que tienen entre 25 y 29 supera el 26%. ¿Qué falla?, ¿qué es lo que no estamos haciendo bien para que la generación mejor preparada no salga de las oficinas públicas de empleo?
Las medidas que se implantaron en la reforma impuesta en mayo del año pasado por real decreto del Gobierno, es evidente que no funcionan. El Gobierno tiene que rectificar (rectificar es de sabios) y aplicar con urgencia, con mucha urgencia, nuevas medidas, consensuadas y pactadas con los agentes sociales.
Este abandono, pérdida y desorientación que está sufriendo la generación mejor preparada de jóvenes, no es permisible ni aceptable. El Gobierno central, los Gobiernos de las comunidades autónomas y las corporaciones locales, solo se lamentan y no hacen prácticamente nada serio para reducir las altas tasas de paro juvenil.
Cómo mejoraremos la productividad si no damos a los jóvenes la oportunidad de poner en práctica sus conocimientos adquiridos durante su formación. El desánimo se impone entre ellos por las pocas oportunidades que tienen para desarrollarse como personas en esta sociedad y para iniciar una carrera profesional. Actuemos ya, el tiempo corre en nuestra contra.
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