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Reportaje:

La Transición desde la prensa

Un libro destaca el papel de EL PAÍS para la democracia

Carmen Castro se enfrentó a su tesis con ideas preconcebidas. El arduo trabajo de investigación, las intensas lecturas y, sobre todo, las entrevistas con protagonistas de la historia le hicieron cambiar sus iniciales intenciones. "Mi idea era estudiar la prensa en la Transición desde 1975, a la muerte de Franco, pero me di cuenta de que el punto de inflexión se produjo antes, con la ley Fraga". Su profundo análisis, ahora publicado en Alianza bajo el título La prensa en la Transición española 1966-1978, ensalza la labor de los periodistas y de los periódicos que, como EL PAÍS, fueron, según la autora, "fundamentales" para garantizar la democracia en España.

Carmen Castro, catedrática en Historia y profesora de instituto en Cádiz, ha incrementado su pasión por la prensa con este estudio que inició hace más de una década. Se entrevistó con los impulsores del cambio en los medios de comunicación y con líderes de entonces. La clave fue Manuel Fraga. "Me recibió en una comida en Santiago cuando todavía era presidente de la Xunta de Galicia". De esa conversación tomó conciencia de que la Ley de Prensa de 1966, cuando Fraga era ministro de Información, permitió una reducida apertura. "España quería venderse bien ante el extranjero y eliminar la censura previa fue muy importante. Algunos ministros no lo entendieron y se lo reprocharon a Fraga".

"El punto de inflexión se produjo con la ley Fraga", dice la escritora

En esos años, antes de que muriera Franco, ciertos periódicos independientes pudieron ir introduciendo críticas y nuevos asuntos. Castro ha estudiado profundamente Cuadernos para el diálogo, la revista Triunfo y el diario Madrid. "Se aprovechó una pequeña rendija". Entre 1973 y 1975 algunos medios como Cambio 16 empezaron a romper moldes y a introducir un cambio generacional. En 1976, ya tras la muerte del dictador, nació EL PAÍS bajo la dirección de Juan Luis Cebrián. "Era el primer medio que nacía totalmente libre de ataduras franquistas. Su papel fue fundamental. Los políticos comentaban que no eran nadie si no salían en sus páginas".

La autora resalta el enorme ejercicio de responsabilidad que tuvo la prensa en unos momentos delicados. "La prensa estuvo a la altura de las circunstancias, incluso anticipándose a la clase política". Fueron, según Castro, momentos de "compadreo" entre políticos y periodistas. La Constitución de 1978 garantizó el derecho a informar pero también estableció la separación entre ambos colectivos, algo que, según este libro, no todos entendieron.

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