Diego Lozano, el lateral de HH

El Atlético no gana para disgustos, el último la muerte, la madrugada del viernes al sábado, a los 86 años de Diego Lozano, uno de los pocos representantes que aliviaban el presente del club recordando los años dorados del equipo rojiblanco en los años cincuenta. El defensa, que nació el 8 de febrero de 1924 en Montijo (Badajoz), vistió la camiseta colchonera en 118 partidos oficiales entre 1943 -debutó con Ricardo Zamora en el banquillo- a 1955. Los momentos de mayor trascendencia de su carrera se produjeron en la etapa de Helenio Herrera (HH), con el que el Atlético ganó las Ligas de 1950 y de 1951, que le valieron para dar el salto definitivo al Barcelona y el Inter.

La pérdida de Lozano, que fue enterrado ayer mismo en Mérida -era hijo adoptivo de la ciudad y dirigió al cuadro local-, se produce dos meses después de la de Marcel Domingo, el único junto a Luis Aragonés que ganó la Liga como jugador (en su caso portero) y entrenador con la escuadra del Manzanares. Amén de Domingo y Lozano, la alineación de aquel Atlético en blanco y negro la completaban Riera y Aparicio en la defensa; Hernández y Silva en el medio; y Juncosa, Ben Barek, Pérez Payá, Henri Carlsson y Escudero adelante.

La fama de aquel ataque no sería la misma sin la contribución por la banda de Lozano, un lateral que destacó por su velocidad y su buen manejo del balón. HH aprovechó su orden táctico para moldear e implantar el esquema de la WM, con Riera, Aparicio y el propio Lozano de sostén del equipo. Lo hicieron tan bien que los tres llegaron a formar la última línea de la selección española (Lozano fue cinco veces internacional, entre enero y junio de 1949) a las órdenes de Guillermo Eizaguirre.