"Soy muy señorito, poco de bares y bastante tímido"
Llego a la cita convencida de que iba a comer con alguien muy parecido a Vicentín, el personaje más popular de Julián López en Muchachada nui. Al minuto me doy cuenta de lo garrafal del error. El actor está en las antípodas de ese bakala juerguista y fanfarrón. Con 32 años, los dientes a la virulé y una innegable vis cómica, López es un tipo tranquilo, apasionado de la música clásica, "muy señorito, poco de bares y bastante tímido". ("¡Venga ya!", se me escapa).
Ha elegido el Juana la Loca, en La Latina, el barrio cool de Madrid. "Viví aquí hasta que me cansé del jaleo", cuenta. "Venía siempre a este sitio porque ponían el canal de música clásica Mezzo y la mejor tortilla de patata que he probado: poco hecha pero con una capa perfecta. Cuando mi equipo, el Athletic de Bilbao, jugó la Copa del Rey, encargué una. Se movía como un globo de agua, pero llegó a casa intacta. Entonces me contaron que todas las mañanas temprano venía una señora a hacer tortillas. Me gustaba imaginármela con su fórmula secreta. No sé si seguirá. Me da cosa preguntarlo".
El actor de 'Muchachada nui' se ha hecho un hueco en el cine de humor
López es de El Provencio (Cuenca), un pueblo de 2.700 habitantes. Fue al conservatorio, aprendió a tocar la trompa -"su sonido, aterciopelado, se funde con la voz"- y estudió Magisterio de Educación Musical en Cuenca. En el colegio mayor conoció a cuatro alumnos que cambiarían su vida: Joaquín Reyes, Raúl Cimas, Carlos Areces y Ernesto Sevilla. "Primero conocí a Ernesto", dice mientras devoramos la tortilla. "Le oí imitar a Chiquito de la Calzada y me cayó guay. Básicamente nos pasábamos el día haciendo payasadas".
Al acabar la universidad, cada uno regresa al nido. Él oposita mientras hace "un currillo" en el Ayuntamiento. Hasta que recibe la llamada. "Santiago de Lucas, otro amigo, entró de realizador en la cadena Paramount y dijo aquello tan español de, 'pues yo conozco a uno muy gracioso', que era Ernesto. Y este a su vez dijo 'pues yo conozco a uno...', que era Joaquín...", sigue mientras se zampa el lomo a la parrilla. "El primer día lo tuve que pedir de permiso y mis padres, que ahora no caben por la puerta, se lo tomaron fatal".
Así nació La hora chanante, programa de culto que dio paso a Muchachada nui (La 2), y a Museo coconut (Neox) que, según López, "es un paso más en afinar las cualidades de cada uno. En mi caso, lo que quiero es ser actor". Y se explica: "A mí me llaman para muchas cosas: para ser presentador, humorista... pero me mantengo firme", responde a conciencia. "No he hecho Arte Dramático y al principio me daba cosa, pero sí he tenido formación musical, que te enseña a controlar los silencios, el volumen...".
López y su sonrisa socarrona empiezan a ser habituales de las películas de humor españolas: Spanishmovie, Pagafantas, Que se mueran los feos, No controles (ahora en cartel), y pronto No le llames amor, llámalo X. En breve rodará una serie para Antena 3 y lo nuevo de Museo Coconut. "Queremos seguir juntos pero sabemos que cada vez va a ser más difícil", dice de sus compañeros de éxito.
Estamos ya recogiendo los bártulos cuando de pronto se levanta a hablar con el camarero. Regresa contento: "Oye, que he preguntado lo de las tortillas y me dice que sí, que sigue viniendo la misma señora a hacerlas". Y de pronto como que nos sabe mucho más rica.
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