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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

No son cosas del pasado

Desde el jueves el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, tiene una denuncia colectiva para investigar el robo de 261 niños recién nacidos en clínicas y centros hospitalarios en las dos últimas decadas del franquismo y primeros años de la transición democrática. Cada robo acumula toda una serie de delitos -tráfico de niños, falsificación de documento público, secuestro, coacciones, engaño...-, pero todos juntos esbozan un cuadro que, por la indefensión de las víctimas, la impunidad de los autores y el clima de dominación social en que se producen, muestra rasgos propios de un delito de lesa humanidad, por naturaleza imprescriptible.

Lo que piden investigar al fiscal general del Estado no son cosas del pasado, que hay que aceptar para no reabrir heridas, como algunos han dicho de las víctimas del franquismo amontonadas en fosas comunes, sino cosas que afectan a personas todavía vivas a las que una actividad criminal les arrebató la madre, les quitó al hijo o les cambió el hermano. Habría que preguntarse más bien por qué hechos terribles ocurridos en el franquismo han tardado tanto tiempo en salir a la luz, quizás hasta que han llegado generaciones liberadas del trauma de sus padres.

Los casos denunciados podrían aumentar. Parece que su motivación fue el lucro, aunque recubierta de justificaciones morales. En esos años tales robos carecían de la motivación ideológica -apartarles de madres incapacitadas para educarles como quería el franquismo- de los que padecieron presas y mujeres republicanas represaliadas en los cuarenta y que han quedado impunes. El juez que intentó abrir una causa penal por esos hechos está imputado por prevaricación, hurtando a las víctimas un pronunciamiento judicial sobre su naturaleza criminal, aunque estén prescritos o amnistiados. Es de esperar que no corran la misma suerte los robos de niños en el último franquismo y que no se busquen pretextos para no perseguirlos.

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