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Reportaje:

La doble huella morisca

El historiador Gerardo Muñoz presenta un estudio sobre la expulsión de los moriscos en Alicante y su incursión en África

En octubre de 1590 un ejército que "hablaba valenciano y castellano" partió de Marrakech y cruzó el desierto del Sáhara en busca de un sueño: fundar un nuevo Al-Ándalus a orillas del río Níger. Durante el trayecto perecieron dos terceras partes de los 7.000 soldados. Pero el 31 de marzo de 1591 vencieron a las huestes del reino de Songhay en Tondibi (Mali). Los shongay llamaron a los invasores alarma porque en el ataque gritaban "al arma, a las armas". Otros creen que el apodo responde a que fueron los primeros guerreros en usar armas de fuego, la influencia de los arma irradió hacia Burkina Faso, Benín, Níger, Senegal, Guinea y Ghana. Fue la avanzadilla de moriscos intrépidos que fundaron ciudades, como Ibi (Nigeria) o bautizaron a ríos como el Sarga y el Oli (Benín). Entre los historiadores existe cierta controversia sobre la génesis de esta primera migración procedente de las comarcas alicantinas hacia el África subsahariana, pero la relación entre estas regiones es evidente.

En Níger un pueblo se llama Ibi y unos ríos Sarga y Oli
Apellidos como Bay, Faraign o Reduán son de origen morisco

El historiador Gerardo Muñoz (Melilla, 1955) presenta esta tarde en la Sede de la Universidad de Alicante el libro La expulsión de los moriscos en la provincia de Alicante, un compendio de artículos que arranca en 1609, con la expulsión masiva de unos 135.000 moriscos de las comarcas valencianas y bucea en sus precedentes. El trabajo, que cuenta con abundante documentación procedente de los diferentes archivos municipales, también reconstruye el linaje morisco anterior, y destaca el papel de algunos morets o morisquillos, es decir los hijos de moriscos expulsados que fueron adoptados por familias cristianas. La mayoría cambiaron sus nombres árabes por cristianos, pero todavía quedan apellidos, en los pueblos de La Marina Alta, como Bay, Baidal, Faraig o Reduán que apuntan a esta posibilidad. "Es muy difícil confirmar a ciencia cierta esta hipótesis, pero es evidente que son nombres moriscos en unas comarcas donde su presencia fue muy importante", explica Muñoz. De hecho, en algunas poblaciones la mayoría de sus habitantes eran musulmanes, sobre todo en las Marinas y el Vinalopó. "Con la expulsión sufrieron una despoblación tremenda", afirma el escritor, quien recuerda cómo cuando recalaron en Orán (Argelia), fundamentalmente, "fueron recibidos con cariño, pero luego sufrieron robos y humillaciones, eran una plaga mal vista".

Muñoz reconstruye la batalla de Petracos de octubre de 1609. Unos 4.000 moriscos se atrincheraron en la fortaleza del Caballo Verde, en La Vall de Laguart, y estuvieron nueve días sin comer, ni beber, hasta que la mayoría fallecieron y los demás fueron detenidos. El libro de Muñoz es la crónica de un destierro olvidado, pero muy presente.

El escritor Gerardo Muñoz.
El escritor Gerardo Muñoz.JOAQUÍN DE HARO
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